Chuck Billy y Alex Skolnick adelantan “Para Bellum”, su decimocuarto disco. Además hablan de política, espiritualidad y de la remezcla de “Souls of Black”. Leé su entrevista más filosófica.
Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.
La década del 90 estaba en sus comienzos. El grunge y el rock alternativo dominaban la música. Era un período extraño para el thrash metal: algunas bandas se adaptaban a la corriente, mientras que otras se resistían.
Testament acababa de editar “Souls of Black” (1990), un disco que, justamente, no hacía concesiones. El cantante Chuck Billy recibió una llamada de Gene Simmons. El líder de Kiss lo invitaba a juntarse con él: tenía un proyecto. Pero las cosas no siempre salen bien.
“Quería escribir un tema de rock conmigo. Nos encontramos en un restaurante de Los Ángeles para desayunar, y era un tipo con opiniones fuertes -recuerda Billy entre risas-. En un momento se levantó y me pregunté dónde iba. Resulta que agarró el tenedor de alguien que teníamos atrás y comió huevos de su plato. El otro le preguntó: ‘¿Qué hacés?’ y Gene le respondió: ‘Vi que estabas fumando y compartiendo tu cigarrillo conmigo, capaz también querías darme tu desayuno’. Y pensé: ‘¡Dios mío!’”.
Chuck Billy no sabía dónde meterse. “Llegamos a la casa de Gene, que tenía una ‘man cave’ arriba del garage. Era la que salía en su programa de TV. Me dijo que el heavy metal estaba muerto, y le respondí que nunca iba a pasar. Ahí redobló la apuesta y me contestó que los Smashing Pumpkins eran los que realmente valían la pena. Y pensé: ‘Bueno, no voy a poder escribir un tema con él’. Le dije: ‘Esto no va a funcionar, gracias por haberme tenido en cuenta’”.
-Rechazaste al cerebro de Kiss…
-Chuck Billy: Sí, me fui. Él sigue diciendo que el rock está muerto, incluso hoy. ¿Cuántos años pasaron? ¡No murió, Gene! Vos te jubilaste y todavía no pasó.
Décadas más tarde, el cantante lo recuerda con humor. Sus palabras resuenan en un hotel de Microcentro, a horas de su show en El Teatro de Flores. Es coherente: el metal no solamente no murió, sino que Testament sostiene la llama con millones de discos vendidos y una carrera que arrancó en 1983.

El 10 de octubre saldrá “Para Bellum”, su decimocuarto trabajo de estudio. Chuck Billy siente que están en su mejor momento: con el recientemente incorporado Chris Dovas en la batería (de 27 años), dice que la energía fluye naturalmente.
“Es un álbum muy poderoso. Su influencia joven empujó a Eric -Peterson, guitarrista- en diferentes direcciones. Cuando improvisaba con otros bateristas, les explicaba qué hacer. Chris tenía muchos recursos, Eric le pedía probar un beat y lo lograba enseguida. Dovas es muy inteligente: se graduó en música y domina el metal, la composición y la grabación. Fue bueno que se juntaran y que termináramos con un gran disco”.
El guitarrista Alex Skolnick, que se sienta en el mismo sillón que Billy pero minutos más tarde, también opina: “Creo que fue más colaborativo, como cuando Mikkey Dee se unió a Scorpions después de Motörhead. Tuvimos grandes bateristas y todo iba muy bien, como con Gene Hoglan y Dave Lombardo, que no funcionó por temas de agenda. Pero es genial que venga alguien joven, con ese espíritu. Aparte fue a Berklee, puedo hablar con él como con mis amigos jazzeros”, se ríe.
EL PASO DEL TIEMPO

-Chuck, ”Low” (1994) y “Demonic” (1997) fueron agresivos porque sufrían turbulencias. ¿Cómo siguen combativos cuando están bien internamente?
-CB: (Piensa). Es natural, pero de jóvenes era mucho más importante ser violentos y rápidos. Teníamos que ser así, cantar duro y acelerado, y lo hicimos. Creo que en “Practice What You Preach” (1989) y “The Ritual” (1992) mostramos un lado musical y melódico, y que no todo tenía que ver con el enojo. Podemos poner eso en algún tema, pero no es necesario siempre. A veces quiero tranquilidad o algo más rockero, y un tópico que no sea 100% heavy. Eso nos separa del resto: no somos el grupo típico. En “Para Bellum” va a haber una balada (“Meant To Be”), y no habíamos hecho algo así en 25 o 30 años.
-Estaba convocada Floor Jansen, ¿verdad?
-AS: Sí, pero no va a ser parte. Igual la amamos, el tema salió muy bien. Arrancó con una melodía mía con el piano y Eric tenía una gran intro acústica. Llamé a un amigo que es chelista y que trabajó con artistas de pop -se refiere a Dave Eggar-. Estuvo en “Viva La Vida”, de Coldplay, con Evanescence… necesitábamos a alguien así, con un pie en ese mundo pero que nos apreciara. Y trabajamos con otros instrumentistas, así que Testament va a tener por primera vez una sección de cuerdas. Va a ser especial.
CB: Está muy bueno porque ahora tenemos esa confianza. Escribimos y tocamos para nosotros. Es egoísta, pero ojalá que nos disfruten por lo que hacemos y no nos juzguen con la vara de “no es tan heavy como lo último de Slipknot”. Claro que no, porque no lo intentamos. En casa escucho SiriusXM -la radio satelital-, y varias de voces suenan igual. A veces tengo que fijarme si es la misma banda, incluso (se ríe). Muchas discográficas buscan a “la nueva estrella” y obvio que me van a influenciar, pero no voy a escribir como Lorna Shore.

-Si componen sin fijarse en los demás, le entregan un mejor producto a los fans.
-CB: ¡Claro, y es más real! Hasta ahora la gente está reaccionando muy bien. Tenemos una carrera larga y no vamos a ir a la cúspide de la pirámide, pero siempre hicimos lo que quisimos. Testament está en un gran momento, la banda es excelente y todos se llevan bien. Yo tengo 63, ¿cuánto tiempo más voy a hacer esto? Siento que todavía me quedan unos diez buenos años, porque ahí voy a tener 73…
-¿Pensás en el tiempo, Chuck?
-CB: Sí, pero no lo siento físicamente, y creo que Alex y Eric tampoco. En nuestros corazones todavía somos chicos (se ríe). En el nuevo disco hay bastantes gritos y chillidos, y Eric canta un poco en algunas canciones, con su estilo de Dragonlord. Son buenas combinaciones. Grabé cosas que no había hecho en un tiempo.
-Sé que te lleva bastante alcanzar ese punto en las giras.
-CB: Sí, es como levantar pesas: no podés arrancar por lo más difícil, tenés que trabajar hasta ser fuerte. Pero si ensayamos mucho antes del tour, estoy listo. Aunque los primeros shows necesito precalentar una hora y media.
-El tour de “Demonic” fue difícil…
-CB: (Se ríe). ¡Era todo death metal! Fue un momento distinto para nosotros, de mucho enojo, y al final dije: “No sé si quiero hacer estas giras de nuevo”. Es difícil encontrar el equilibrio entre ambos estilos.
-También dejás la marihuana antes de viajar. ¿Cómo es el proceso?
-CB: Terrible, no me siento bien. Ahora frené dos días antes del tour y las primeras fechas me sudaban las manos, los pies, tenía mal aliento… ¡era un desastre! A los cuatro o cinco días me empecé a acomodar. Estoy en el momento perfecto, ya sin la abstinencia.
POLÍTICA, ANSIEDAD Y PANTALLAS

En contraste con Billy, Skolnick tiene rasgos de timidez y camina más retraído. Es totalmente impensado si nos basamos en su postura de guitar-hero en el escenario. Pero, como en toda sociedad, el triunvirato Billy/Peterson/Skolnick se balancea perfectamente. Incluso en las letras.
-Alex, en los ‘90 decías que Chuck escribía frases metafóricas, y vos más directas o políticas. ¿Cómo ves tu evolución hasta temas como “Symptoms” (de 2020)?
-AS: (Piensa). Hoy no es tan diferente. Compuse algunas letras del próximo disco, como la propia “Para Bellum” -que cierra el álbum-, pero es cuando aparece la chance. No me apasiona particularmente, así que no tengo la experiencia. Sí mejoró muchísimo mi forma de tocar, porque conozco distintos métodos en la guitarra. Y la música es un todo: entiendo diferente el ritmo, el bajo, los teclados… poseo un mejor concepto en general. Con las letras es igual, si un tópico me interesa. Fue así en este caso, que lo trabajé con Chuck. Yo tenía una lista de frases, algo que no había hecho antes. Eran palabras que podían ser títulos o letras, y las escribía para convertirlas en oraciones. Nos fijábamos cómo sonaban, y armábamos las frases a partir del patrón vocal.
-¿Cuál fue la inspiración para esa letra?
-AS: Es sobre lo que está pasando en los Estados Unidos. Se siente una sociedad desintegrada…
-CB: Nos basamos en la insurrección del 6 de enero, no había visto algo tan loco en mi vida. Es difícil de creer, porque ves la historia y no pensás cómo la gente sobrevivió a las guerras o continuó generaciones después. Y ahora sí me pregunto cómo va a ser de acá a un tiempo.
-¿Ese sería el concepto del disco?
-AS: Tiene diferentes ramas, pero la canción también habla de una revolución imaginaria, que esperemos que no suceda. Aunque hay signos: no importa qué pasa de un lado, la gente de la otra posición no lo cree. Por ejemplo, Texas está tratando de hacerle un favor a Trump para que gane las elecciones de medio término. Y California amenaza con lo mismo. Se llama “redistribución de distritos”, es como cambiar el mapa. Puede pasar en otros estados, ojalá que no.
“Para Bellum” tendrá diez temas. Fue grabado por Juan Urteaga (quien trabaja con la banda desde 2012) y mezclado por Jens Bogren (Opeth, Sepultura, Kreator).
-“True American Hate” (de 2012) hablaba de chicos que rompían banderas estadounidenses, y ustedes pensaban cómo iban a ser en diez o quince años. Ya que pasó ese tiempo, ¿creen que son los mismos que se reflejan en “Para Bellum”?
-AS: (Piensa). Es una reflexión muy interesante, ¿sabés? No lo había pensado de esa forma, pero es una gran interpretación, claro.
-CB: Yo sí lo creo, porque fue hace mucho. Probablemente tuvieron una vida dura. Capaz algunos fueron educados y se metieron en la política para cambiar algo. No sé si va a ser para mejor o peor, porque quizás fueron criados con odio hacia el resto. Es un mundo loco, man.
-AS: Muchos están enojados y son problemáticos. Hay tipos alienados siguiendo sitios o podcasts que no los dejan ver más allá de ellos mismos. Capaz fueron descuidados o abandonados de chicos. Hay bastante para analizar. Tengo amigos con hijos jóvenes, de veintipico, sin motivación. Pasan mucho tiempo en las pantallas o con los juegos…
-¿Les da miedo ese odio?
-CB: Sí, a mí me asusta, y con mi esposa hablamos de eso. Pensamos si traeríamos un hijo si fuéramos más jóvenes. El nuestro tiene 38. Creo que hoy tomaríamos otra decisión, porque no sabemos qué le tocaría vivir de acá a 20 años. ¿Qué vida tendría? Ojalá que esto baje la sobrepoblación, y que la gente empiece a pensar en el futuro de su familia. Trump ahora es todavía peor de lo que pensé. El mundo cambió, no va a ser el mismo. Solía ser “uno para todos y todos para uno”, y hoy estamos bastante separados, especialmente con la política. Tengo amigos que ni sabía si eran republicanos o demócratas, pero desde que cambió el clima sí, porque todos expresan sus opiniones. Yo me mantengo tranquilo, no quiero agitar las cosas.
-¿Creés que la tecnología se usa para dividir, Chuck?
-CB: Veo corrupción en todos lados. Los chicos son muy inteligentes para hackear, por ejemplo. Te vacían la cuenta bancaria solo con acercarse a vos, duplican tarjetas de crédito con el teléfono. Tenés que estar siempre atento y cuidarte, y no solía ser así. En los Estados Unidos solo reciben una parte de la información, no se enteran de lo que pasa afuera: yo lo vivo y me hace tener otra opinión cuando vuelvo.
CADA VEZ MÁS AUTÓMATAS

-Alex, vos lo abordás en tu nuevo disco solista, “Prove You’re Not A Robot” (2025). ¿Cómo nos alejamos de la sobreinformación?
-AS: Gracias por la pregunta, es la primera vez que me la hacen. Muchos podemos identificarnos porque estamos conectados y no hay forma de evitarlo. El título es lo que aparece cuando iniciás sesión: tenés que probar que sos humano resolviendo puzzles o identificando fotos. Irónicamente, se necesita más que eso para demostrarlo. Muchos empresarios ya ni parecen personas. No estoy seguro de cuál sea la respuesta, pero nosotros, que vimos cómo crecía todo, recordamos el boom de internet y los e-mails. Había un optimismo de que iba a unir al planeta y que compartiríamos una verdad. En realidad fue lo opuesto, hay muchas presiones para dejar de ser humanos. Por ejemplo, nos movemos en grupos y con posiciones de masas. No es nuevo, aunque hay más empujes para que te unas o apagues tus instintos artísticos y te sumes a las corporaciones. El postulado del “arte versus comercio” existe hace bastante, y para mí es eso.
-¿Pero es culpa de la tecnología o de los humanos?
-AS: De nosotros, porque la controlamos. Un montón de libros y películas de ciencia ficción ya lo presagiaban. Muchos empresarios expresan esos mismos miedos, dicen que todo se está descarrilando.
-¿Y cómo lo balanceás vos, que tenés que estar en las redes?
-AS: Hay formas de limitarlo, aunque lleva disciplina. Algunos amigos apagan sus teléfonos a la noche, y es muy saludable. Yo no puedo hacerlo, especialmente cuando estoy de gira, porque siento que tengo que estar conectado. Otra es no mirar pantallas antes de dormir ni apenas te despertás. Igual lucho contra eso, pero me siento mejor cuando no sigo las redes todo el tiempo (se ríe). Esta mañana no podía entrar a Facebook, y me agarró un estrés terrible: ¡me puse así por no mirar posteos! También me preocupé porque el año pasado me habían hackeado. Alguien se adueñó de mi página por una semana, y tuve que encontrar a un tipo para que me ayudara. Mark Zuckerberg y Elon Musk parecían inspiracionales, hoy son casi caricaturas.
-¿Ese hackeo inspiró tu disco?
-AS: (Piensa). Creo que tenía el título de antes, pero lo reforzó. Ya estaba la canción, aunque influyó para hacerla el nombre y el concepto.
-¿Chuck, para vos cómo podemos integrarnos más?
-CB: Es complicado. Nuestros líderes deberían ser los ejemplos, pero es difícil confiarles hoy. Los chicos miran las noticias y te preguntan: “¿Papá, por qué hay una guerra?”. ¿Y cómo se los explicás? Es imposible, es poder político. El mundo está raro. No habíamos tenido un presidente como Trump, con las cosas chifladas que dice y cómo actúa. Con ese cargo y autoridad tenés que ser un modelo a seguir. En Inglaterra quieren que los reyes sean los adecuados, no que hablen como locos ni que hagan lo que quieren, tratando de cambiar las leyes, de modificar la Constitución… en otros países no lo defenderían. No sé si podemos volver atrás. ¿Cómo cambiás la opinión de los chicos que crecieron con esto? ¿Van a conocer algo mejor?
-¿Pensás que la humanidad se repite en un loop?
-CB: Totalmente. “The New Order” (1988) fue sobre el nuevo orden mundial, inspirado en Nostradamus. 35 años después, sigue siendo real. El medio ambiente se va al infierno, los políticos también… lo que nos influyó a escribir eso terminó pasando mientras vivimos. Capaz a las nuevas canciones, de acá a 30 años, las agarre alguien y diga: “¿Quiénes eran los de Testament, y por qué hablaban de esto?”. Al menos generamos conciencia de que el mundo es más grande. Parecerá que es “solo música”, pero con ella nos expresamos y hacemos que se escuchen nuestras opiniones.
-Tal cual.
-CB: Y sí veo que las cosas van y vuelven, incluso en nuestra carrera. Empezamos con el thrash en la cúspide, tuvimos un momento complicado en los 2000 y rearrancamos. Antes no creía en la tecnología alien ni en ellos inventando la humanidad. Ahora estoy abierto. Con la religión me pasa lo mismo: mi mamá me crió católico, pero me volví más espiritual. Hoy creo que no hay un solo Dios, sino muchos; y que por cada cosa buena hay una mala, como el cielo y el infierno.
ALMAS NEGRAS

Hagamos una pausa de tanta filosofía, porque hay un disco clásico que vuelve con fuerza: “Souls of Black”. Y pronto saldrá una remezcla por su 35 aniversario. “No imaginé que podía sonar así -dice Skolnick con orgullo-. Quedó fresco y moderno”.
Su compañero agrega: “Porque se grabó bien. No queríamos hacer algo drástico, sino que sonara ‘más amplio’. Cuando lo hicimos casi no había CDs, la mezcla fue pensada para vinilos -explica Billy-. Se sentía un poco chico porque transferimos el máster desde ahí, pero la performance y el tono eran muy buenos”.
Fue un álbum extraño para Testament: como iban a girar con Judas Priest, la compañía les pedía material nuevo… y se grabó a las apuradas. Skolnick opina: “Creo que es un buen disco para lo que pasó. Podría haber sido mejor con el apoyo de Megaforce y Atlantic Records -dice el violero-. Si hubiéramos ido al tour de Judas Priest para seguir promocionando ‘Practice What You Preach’, ese hubiera tenido más publicidad y ‘Souls…’ hubiera salido mejor. Pero el pensamiento era ‘necesitamos más’”.
-Tuvo “The Legacy”, uno de sus primeros temas. ¿Lo agregaron porque no había más material?
-AS: Sí, 100% (se ríe). Capaz hubiera resurgido, pero siempre nos parecía demasiado lento. Solo teníamos uno, “The Ballad”, que se llamó así porque Chuck pensó que iba a ser el único en nuestra carrera. Es gracioso porque ahora tocamos algunos y quedan genial, como “Return To Serenity”. Encaja perfecto, y él está más viejo y le gusta bajar un poco el ritmo del show. En el momento era “este va a ser el único”, y terminamos con “The Legacy” en el disco siguiente (se ríe). Necesitábamos material y no teníamos tiempo.
-Y tenían la sensación de que todo podía ser “mejorado en la mezcla”. ¿Creés que eso cambió?
-AS: Sí, era la expresión: “lo vamos a arreglar en la consola”. Para algunas cosas puede ser, pero lo importante es la interpretación, el timing y cuán ajustada esté la banda. Podés arreglar problemas sonoros siempre que el toque sea bueno, y en ese disco lo fue.
“Malpractice” fue una de las letras que Skolnick escribió para “Souls…”, basada en la experiencia de un amigo suyo en un hospital. “Había tenido una cirugía de columna y salió peor porque el médico se equivocó. Hubo un juicio -explica hoy-. También hay historias así en las noticias, pero antes no era común. Hay un montón de desconfianza después de la pandemia. Incluso Ozzy dijo que la operación de la médula lo había empeorado”.
Otra letra que compuso el guitarrista fue “Seven Days of May”, que hablaba de China. “Por culpa de eso no me dejan entrar al país -se ríe Skolnick-. No tuve problemas en 2007, pero Björk dijo algo sobre el Tíbet hace no mucho y la sacaron. Desde ahí, hacen una investigación sobre cualquier músico que vaya. Conmigo llegaron a esas letras sobre la revolución en la Plaza de Tiananmén”.
Y agrega con pesar: “No puedo ir ni siquiera a hacer clínicas de guitarra o a tocar música instrumental. Obviamente, Testament tiene mi bendición si necesitan un sustituto. Espero que lo suavicen, porque no voy a decir nada político”.
-Alex, ¿te sentías como un outsider en Testament?
-AS: Sí, realmente. Pero ahora está bien tener un guitarrista técnico en el heavy. Siempre pensé que el metal también tenía que emocionar a los violeros, entonces meto influencias o patrones de jazz. Al usar triadas o arpegios, llegué a nuevas ideas.
Y da un ejemplo en voz baja: “Al final de ‘Perilous Nation’ puse unos licks que imitaban a un saxo, y no había escuchado a nadie del thrash que lo hiciera. Veníamos del prototipo de Motörhead, Slayer y Venom, no se trataba de la virtuosidad. Yo era un paria”.
Pero Skolnick ya no se siente un outsider gracias a Dovas: tiene a alguien con un perfil parecido al suyo. “Combina los dos lados de la banda -asiente-. Es entrenado y técnico, a mi estilo; aunque ama cosas de la onda de Lorna Shore, con las que está metido Eric. Es emocionante”.
-¿Te limitabas para no usar esos recursos?
-AS: (Piensa). Los balanceaba, porque tenía tal pasión por el jazz y la improvisación… me gustaba ir a los shows, juntarme con músicos que tocaran eso, y me metí en lo mismo. Pasé años ahí, pero encontré una forma de equilibrarlo. También me inspiraron artistas como John Zorn, que es fan del metal y del punk, pero trabaja con la crema del jazz. Los últimos años empecé a escuchar más a mis instintos y a no preocuparme por lo que pensaran los críticos.
-”The Pale King” es un ejemplo, ¿no?
-Sí, tal cual, se escucha el cambio de tonos en el solo. También hay patrones, como el disminuido, en “More Than Meets The Eye”. No es largo, pero pasa en una de las vueltas. Hay un lick así sobre el final, que lo oís en el jazz. A veces es tan rápido que la gente no se da cuenta.
EL DESAFÍO MÁS GRANDE

Sigamos aprovechando a los titanes del thrash antes de que salgan a probar sonido. Los sillones son cómodos, el día está perfecto y no les faltan ganas de hablar. Mientras, el resto de la banda deambula o sale a firmar autógrafos. Pero la charla continúa.
Es sabido que Chuck Billy pasó por un momento traumático en 2001: le diagnosticaron un seminoma de células germinales, un cáncer raro en la zona torácica. Sus raíces indígenas hicieron que, además de la medicina tradicional, recurriera a chamanes. Estos curanderos le pidieron que eligiera un color que representara la sanación, y él pensó en el azul cielo. Días después, el tumor desapareció.
-En “The Healers” (de 2020) hablaste de la espiritualidad y mencionaste ese color. ¿Por qué te llevó tanto escribir de eso?
-CB: (Piensa). Evolucioné. Cuando empezamos teníamos veinte años, no nos tomábamos todo tan en serio, estábamos de fiesta. Ahora que experimenté la vida, hice otras cosas y conocí gente en todos lados, mi mente procesa distintas emociones. Capaz por volverme viejo. Tengo más cariño por los animales, odio ver que cualquiera sufra, sea un pez o lo que fuera. ¡Es vida! Crecer hace que hables de diferentes temas. Cuando arranqué, esperaban que escribiera sobre tumbas y esqueletos. Lo hago, pero también me gusta lo real. Si canto de experiencias verdaderas me acuerdo mejor de las letras.
-¿La portada azul de “Titans of Creation” (2020) tuvo que ver con el color de tu curación?
-(Piensa). No lo había puesto en contexto. Capaz Eliran -Kantor, el diseñador- sí. Nunca hablamos de eso, pero todos tienen diferentes matices. Fue el tono con el que empezó.
Este periodista contactó al artista gráfico para confirmarlo. “Había terminado el esquema cromático unos meses antes de recibir las letras -dice el también ilustrador de Helloween, Soulfly y Kreator-. Me encanta esa canción, de todas formas”. Misterio resuelto. Ahora sí, volvamos al cantante.
-Del James, road manager de Guns N’ Roses, es tu compañero de composición hace mucho. ¿Va a volver a estar en “Para Bellum”?
-CB: Sí, igual que Zetro Souza -cantante de la versión primitiva de Testament y ex Exodus-. James es escritor y tiene una imaginación oscura, así que me entiende cuando le comento mis ideas. Si trato de decir algo simple, elige las palabras correctas. Trabajamos diciendo: “Tengo diez sílabas así, veamos que encajen”. En su cabeza todo se ve fácil, y escribimos dos o tres canciones en un día. No perdemos tiempo. Voy un fin de semana y me vuelvo a casa con cuatro o cinco temas. Lo mismo con Zetro: en dos o tres horas estamos listos.
-¿Vas con algo?
-CB: Llevo conceptos, ideas y patrones. O capaz veo algo en televisión, les grabo algo y a la semana nos juntamos. Del tiene libros en el segundo piso, así que agarra siempre uno perfecto. Somos un gran equipo. En este disco hay varias “declaraciones”, un poco de todo. No se queda en un solo concepto, como “Brotherhood…”, que era sobre aliens tomando el poder; o como “Titans…”. Queríamos canciones de temas con los que lidiáramos en el día a día. El primer single, “Infanticide AI”, es sobre la inteligencia artificial y un montón de cosas que pasan con eso en el mundo. También hay material de fantasía, pero es un trabajo diferente para Testament: aunque todos fueron distintos, este me encanta.
-Alex, ¿cambió la forma de escribir desde que Eric hizo más solos?
-AS: (Piensa). Se complementa bien conmigo, que soy un “respetado guitarrista técnico” (se ríe), algo no muy común en esta música. Con los años apreció más los solos. Su sonido es definitivamente más rockero y directo. Pero funcionamos perfecto, porque sus partes son muy claras y no nos vas a confundir. No es como Iron Maiden o Queensrÿche.
-O Judas Priest en su momento, con K. K. Downing y Glenn Tipton.
-AS: Exacto. Megadeth también sería un buen ejemplo: hay un guitarrista muy técnico, como Kiko o Marty, pero Dave tiene sus partes que también son muy geniales.
-Ellos justo anunciaron que se van a retirar…
-AS: Sí, y creo que le da más relevancia a Testament. Varias bandas no se despiden del todo, sino que ya no graban o no hacen giras completas. Imagino que va a ser igual, y espero que no desaparezcan del todo. Pero seguimos fuertes nosotros, Anthrax, Death Angel y otros. Significa que tenemos más motivos que nunca para continuar.
LA OTRA VIDA

-Chuck, para “Brotherhood…” habías visto varios documentales. ¿Qué inspiró la parte fantástica de este disco?
-CB: (Piensa). “High Noon” -que sigue el estilo de “The Gathering” (1999)- es sobre un pistolero. Un tipo del Viejo Oeste que defiende su poder, metiéndose en peleas todos los días…
-¿Como el de Stephen King?
-CB: ¡Eso! Un forastero que está en un bar tomando, con gente que lo desafía constantemente, y mata todo el tiempo. Primero lo escribí con Zetro, con letras distintas, y no encajaba. Tenía el concepto del pistolero, y les dije a los chicos que iba a reescribirlo, y así lo hice. Me aparecía esta cosa visual en la cabeza como de un videojuego: lo veía caminando por las calles llenas de polvo, cómo estaba vestido… todo, como una película. Con el concepto y la métrica fue más sencillo.
-También hablás de que a veces una canción no encaja, como “City of Angels”.
-CB: Sí, en ese caso por la música. Sentía que el disco no necesitaba algo suave, no se sentía bien. Era muy larga, con un montón de palabras, y me parecía que no era acorde. Y también se la mostré a Del: me dijo que lo esperara y a los cinco o diez minutos volvió con el poema completo del tema. Me dijo que leyera los primeros párrafos, y pensé: “Che, puede funcionar”. Así que la dividimos en versos y la armamos. Ya estaba ahí, solo necesitaba encontrar la forma.
-”Afterlife” también fue compuesta desde la espiritualidad…
-CB: Sí, es sobre mi papá, igual que “D.N.R. (Do Not Resuscitate)”. Él no quería que lo “mantuviéramos vivo” si le pasaba algo, pero lo hicimos. Y me perseguía el pensamiento de: “¿Estará sufriendo nueve meses más porque fuimos en contra de sus deseos?”. Y como fue difícil, escribí de eso. A algunos intelectuales pueden no gustarles nuestra fantasía, pero conectan porque perdieron a su padre y se cuestionan lo que digo en “Afterlife”.
-¿Y qué creés que nos pasa en la otra vida?
-CB: Todos esperamos que exista y que haya alguna comunicación. La letra fue una forma de estar conectado con mi papá, con eso de “capaz nos veamos de nuevo en otra vida”. Veo programas de televisión sobre médiums que hablan de la vida después de la muerte y creo en eso. Pienso que hay esperanza, que nuestra familia y seres queridos nos ven y nos protegen. Ojalá sea así.
“Para Bellum” saldrá el viernes 10 de octubre. Además, pronto se confirmará la remezcla de “Souls of Black”. Por su parte, Alex Skolnick dice que hay negociaciones para que su trío también toque en Sudamérica.