Mike Wengren revela cómo trabajaron en “Immortalized” sin que nadie se enterara. Además, dice que éste fue “el mejor y el peor” año de su vida, y adelanta el show del Maximus.
Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.
A mediados de 2011, una de las bandas más activas del metal anunciaba su separación por tiempo indeterminado. Desde ahí, hubo un hermetismo total y se escondieron por completo. Cuatro años más tarde, y cuando nadie se lo esperaba, Disturbed confirmó su regreso…. con un disco bajo el brazo.
Cuando el grupo comenzó, la historia era muy diferente: sus miembros vivían en la misma casa y, según Wengren, componer era fácil porque se veían a diario. Pero a medida que crecieron –y que fueron nominados a premios como los Grammy y los Billboard Music Awards-, cada uno se mudó a diferentes lugares, y seguir trabajando así fue imposible.
La principal pregunta es: ¿qué los motivó a volver? “Nos dimos cuenta de que ya nos habíamos tomado demasiado tiempo, y queríamos empezar a trabajar juntos de nuevo –dice el baterista desde su casa en los Estados Unidos-. Igual, pusimos una condición: hacerlo distinto a lo anterior”.
“Immortalized” salió en agosto de 2015, y vendió unas cien mil copias en su primera semana –todo un logro en estas épocas-. Fue el quinto disco lanzamiento consecutivo de Disturbed en debutar en el primer puesto del ranking Billboard. Sólo tres grupos lo lograron en la historia: Metallica, Dave Matthews Band y ellos.
Aunque la banda ya había hecho versiones, una de las grandes sorpresas fue la inclusión de “The sound of silence”, que Simon & Garfunkel había escrito en 1964. Para agosto de 2016, “Immortalized” ya había vendido unas 500.000 copias, y hoy su video tiene cien millones de reproducciones. Pero semejantes resultados no se dieron de la nada: llegaron después de mucho trabajo a pulmón.
“Para los últimos discos nos enviábamos archivos por mail, y le pasábamos la música a David –Draiman, el cantante-. Funcionaba, pero nos dimos cuenta de que nos faltaba esa química y energía de cuando estábamos en el mismo cuarto -agrega Wengren del otro lado de la línea-. No sabíamos cuánto nos iba a llevar ni si el material iba a estar bueno, así que no se lo contamos a nadie. No había un plan”.
Aunque no lo diga, algo sí estaba pensado: que se iban a manejar con una reserva y un hermetismo digno de bandas como Ghost. “Nos mudamos todos a Las Vegas por cuatro meses, de donde es el productor, Kevin Churko. Nadie sabía nada. Lo mejor fue que si nos veían juntos, podíamos decir que habíamos ido de fiesta, sin estar necesariamente de regreso con Disturbed”.
-¿Hubo algún momento en el que casi se haya filtrado la reunión?
-Sí, algunas veces nos reconocían y lo publicaban en las redes sociales, y nosotros respondíamos que estábamos de vacaciones juntos. De todas formas, Dan y yo viajábamos de vuelta a casa, y por ende se nos veía en actos de nuestros hijos o en reuniones familiares. En parte lo hacíamos para que pudieran vernos en nuestras ciudades y que no sospecharan. Si anunciábamos que estábamos grabando el disco, la primera pregunta iba a ser: “¿Cuándo sale?”, y la verdad que no lo sabíamos.
-¿Cómo les influyó en la composición el haber estado separados?
-La gente suele trabajar todos los días de 9 a 17, y se toma descansos una vez por año. Pero nosotros estábamos muy enfocados en nuestra carrera, haciendo la mayor cantidad de shows posibles y escribiendo las mejores canciones que pudiéramos, y nunca habíamos tenido un break. A veces quedaba un lapso entre la grabación de un disco y un tour, pero nosotros seguíamos trabajando detrás de escena. Esa separación se había convertido en algo necesario. Fue grandioso, porque pudimos alejarnos de la música y hacer vida “normal”. Recargamos las energías y volvimos más fuertes que nunca.
-Lo gracioso es que Dan –Donegan, guitarrista- y vos grabaron un disco con “Fight or Flight”, así que las vacaciones eran más bien de la “máquina” de Disturbed.
-Sí, sí, totalmente. Eso es cien por ciento cierto, y es un punto muy válido. Nosotros dos hicimos eso, David se metió con “Device”, John –Moyer, bajista- con otros grupos… Así que, dicho de forma clara, fue genial haber podido tomarnos un break de la estructura de Disturbed, porque se había tornado en eso. Habíamos perdido un montón del control sobre el aparato.
-¿En qué cosas lo notaban?
-En que estábamos recibiendo mucha presión del management y de la discográfica. La rutina siempre era escribir, grabar, girar; escribir, grabar, girar… y se había vuelto algo automático, de lo que no podíamos salir. Nuestra idea nunca había sido esa, siempre habíamos querido hacer lo que nos diera la gana. El sello y el management eran una parte importante de nuestro equipo y les teníamos respeto, pero necesitábamos alejarnos. Cuando volvimos, yo personalmente me sentí mejor que hacía años. Así que estoy muy feliz.
-¿Pero la discográfica sabía que estaban grabando un nuevo álbum?
-No, también se lo mantuvimos en secreto. ¡Yo ni se lo conté a mis papás! (risas).
-¿Y qué pasó con el bajista John Moyer, que no participó esta vez?
-Él colabora con varios proyectos, y no lo llamamos porque estábamos escribiendo “sobre la marcha”. Además, el bajo nunca fue demasiado importante para nuestras composiciones. Si lo hubiéramos incluido a él, podría haberse quedado sentado en el estudio por un año hasta que tuviéramos el material listo, y le hubiéramos sacado las oportunidades de grabar y girar con sus otras bandas. En ese punto decidimos que Dan iba a tocar el bajo en el álbum, porque había hecho un gran trabajo y ni teníamos que llamar a John. Pero Moyer sigue siendo nuestro bajista. Ni siquiera le habíamos contado que estábamos grabando, porque no queríamos que influyera en sus otros proyectos.
Cabalgata hacia la luz
-David contó que “Who taught you how to hate” plantea que los niños no nacen con odio, sino que se les implanta luego. Para vos, ¿quién siembra esa semilla en el mundo?
-El terrorismo, que está en todo el planeta. Como decís, un bebé no viene con la maldad en su cuerpo. Cuando crece, el racismo y el ambiente que lo rodea le enseñan eso. Un recién nacido no distingue diferencias entre los colores de piel, pero quizás sus padres o su niñera se lo imponen. Para que estemos todos juntos, tiene que haber más amor.
-Con este disco llegaron a una audiencia más grande, y parte de eso se debe a canciones radiables como “The light”. ¿Tuvieron prejuicios a la hora de incluirla?
-No. Amo que tengamos la posibilidad de pensar “fuera de la caja”, y que no sea solamente música agresiva con guitarras pesadas. Lo heavy es genial, porque gran parte del público nos conoce por eso. Pero a la vez intentamos expandirnos, e innovar con algo que no hayamos logrado antes. Coincido con que el tema es bastante radiable, pero estamos orgullosos. El mensaje que da es que a veces hay que pasar por los más momentos oscuros para llegar a los más luminosos.
-¿Por ejemplo?
-Siendo honesto con vos… este es uno de mis mejores años en el aspecto profesional, porque estamos juntos y nos está yendo de diez. Pero en cuanto a lo personal, es uno de los peores. En mayo, en el lapso de una semana, perdí a mi abuelo y a mi hermano, que era dos años más joven que yo. Justo estábamos girando, y no sé qué hubiera sido de mí si no hubiera tenido a la música. Al margen de que los extraño a los dos, me siento más positivo porque usé a las canciones como terapia.
La importancia de un productor
-¿Desde el principio trabajaron con Kevin Churko, o probaron con alguien más?
-Pasamos días con varios, e intentamos ver si había “feeling” con la banda, para encontrar cuál de ellos se conectaba mejor. Estoy seguro de que todos lo hubieran hecho bien, pero para nosotros, este disco se trataba de la química, y él la tenía por completo. Sólo por haber trabajado con Kevin, en el primer día ya habíamos terminado una canción. Churko sabía quiénes éramos y cómo estábamos. Además de ser un gran productor y compositor, toca un montón de instrumentos. Para mí eso fue invaluable, porque a veces en el estudio es difícil transportar lo que tenés en la cabeza a las canciones. Fue como haber tenido mi propio “intérprete”, que me ayudaba a decir lo que quisiera.
-Hace un tiempo dijiste que no tiran los temas, sino que todo se recicla: una parte, un puente, un riff, un solo… ¿hubo algo de “Immortalized” que se haya armado así?
-Sí. Cuando llegás al estudio y empezás a mostrarte ideas con los demás, cada tanto resurge algo antiguo. En este disco no recuerdo específicamente en qué partes, porque casi todo fue “fresco”. Antes preproducíamos bastante, pero esta vez nos metimos a armar todo ahí.
-Una de las anécdotas sobre “The sound of silence” es que David no iba a grabar más ese día porque estaba exhausto, y había fumado un montón de marihuana unos minutos antes. Es pintoresco que la canción más sentida haya tenido ese trasfondo.
-¡Totalmente! Y a veces está bueno cuando uno de tus compañeros no está de acuerdo, porque indirectamente alimenta a la química. Al principio, él no entendía muy bien adónde queríamos ir Dan y yo con esa versión. Pero confió en nosotros lo suficiente y le dio una chance a la idea para que fluyera. Una vez que llegamos al punto de ebullición, sus tomas quedaron brillantes.
-¿Imaginaron que ese cover iba a ser uno de los más grandes hits de la banda, después de “Down with the sickness”?
-Para nada. Yo creía que iba a ser un bonus track, o que iba a estar en alguna edición limitada. Estábamos contentos de cómo había quedado, pero nunca creímos que los fans se iban a conectar tanto.
-Y, tal como en la versión original, se puede sentir la oscuridad…
-Sí, queríamos ser capaces de sacarle el “corazón” al tema de Simon & Garfunkel e implantárselo al nuestro, y crear la misma vibra con el piano.
-Sé que Paul Simon quedó muy contento.
-Es cierto, y fue genial. Cuando hicimos “Land of confusion”, no recuerdo que alguien de Genesis nos haya escrito. ¡Lo de Simon fue todo un sueño! Es uno de los mejores compositores de todos los tiempos, y ese es uno de los mejores temas jamás escritos. Es increíble que nos haya felicitado.
-Una de las preguntas graciosas que se hacían los fans era si algunas baterías del disco estaban sampleadas, porque sonaban demasiado bien. ¿Recibiste consultas parecidas?
-(Se ríe). Sí. Lo bueno es que, como Churko también es batero, empezamos a tener conversaciones en las que yo le explicaba exactamente cómo quería sonar. Nos pasamos un montón de tiempo preparando eso, para que fuera perfecto. Me focalicé mucho más que en los discos anteriores, y para mí suena exageradamente mejor.
De acá en más…
-David Draiman es inversor, y tiene acciones en varias compañías. ¿Eso influye de alguna manera en ustedes? Me refiero a la manera de hacer negocios de Disturbed.
-(Piensa). No, no creo que él nos traslade eso. Es algo que ama hacer aparte de la música, y es genial que tenga la posibilidad. Pero para mí, las canciones significan todo: no soy un político, ni un banquero, ni un tipo de negocios. Amo tocar la batería y soy feliz tocando un show cada noche.
-Como el que van a dar en Buenos Aires, el sábado 10 de septiembre en el Maximus Festival.
-¡Sí! En este punto de nuestra carrera, es un desafío al tener tantas canciones. Queremos cumplir con lo que quiere escuchar la gente. Vamos a tocar lo clásico, los “hits”, y también el material reciente. Creo que con el setlist de esta gira estamos haciendo un gran trabajo. Amamos a la Argentina y la pasamos muy bien la última vez que fuimos –en agosto de 2011, en el Teatro de Flores-. Los fans fueron muy pasionales, así que no podemos esperar a tocar de nuevo para ustedes.
-Considerando que la separación los ayudó a “escaparse” de la máquina de Disturbed y les dio más fuerzas, ¿es algo que consideran volver a hacer a futuro?
-No estoy seguro de qué va a pasar una vez que finalice la gira de “Immortalized”. Tenemos un montón de fechas ahora, hasta marzo de 2017, y luego seguramente nos tomemos un break. ¡Pero no creo que vaya a durar tanto como este último! (risas).
Disturbed tocará junto a Rammstein, Marilyn Manson, Bullet For My Valentine, Hellyeah, Halestorm y Black Stone Cherry en el festival Maximus. Será el sábado 10 de septiembre, en Ciudad del Rock. Las entradas se consiguen mediante Livepass.
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