El histórico tecladista de Yes volvió a tocar en Buenos Aires el sábado, esta vez solo con su piano. Cómo es verlo sin orquestas ni pilas de máquinas.
Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.
Rick Wakeman ya se había presentado en el país hace cuatro meses, acompañado por una orquesta de 50 integrantes y con un repaso extenso de su carrera. Y aunque algún despistado podría haber pensado que éste se trataría de un concierto similar, nada estuvo más lejos de la realidad.
El sábado, su único ladero fue un gran piano de cola Steinway & Sons, y no estuvo rodeado por una orquesta ni por una pila de sintetizadores y teclados. Es más: tampoco usó su famosa capa, tan representativa de su magia como de su sentido del humor.
Ver a Rick Wakeman sentado frente al piano, sin más artilugios ni efectos, es una experiencia igualmente enriquecedora. “A todo lo escribo en este instrumento, más allá de que después lo use en una orquesta o en una banda. Así que van a oír las canciones tal cual se crearon”, explica apenas sube al escenario, dándole aún más valor a la noche.
A lo largo del repertorio, el extecladista de Yes y famoso compañero de David Bowie incluye canciones de ambos períodos. Desde un medley de cinco temas en los que mezcla “Leaves of green”, “Soon”, “The meeting”, “And you and I” y “Wonderous stories”; hasta el clímax épico con “Space Oddity” y “Life on Mars?”, del fallecido cantautor para el que grabó en sus discos más destacados. Luego, recuerda a los Beatles en “Help” y “Eleanor rigby”.
Pero la mayor riqueza está en el enorme repaso que hace de su carrera solista. Por primera vez en nuestro país, se puede escuchar gran parte de “The myths and legends of King Arthur and the knights of the round table” y “The six wives of Henry VIII”, en la que se acerca al micrófono y cuenta que, por más que en la sala “haya personas que se casaron dos y hasta tres veces”, él lo hizo… ¡cuatro!
“¡Todavía me quedan dos para igualarlo a Henry! Sí, me gustan las bodas… amo las tortas. Pero no podría tener seis, sería imposible mantenerlas”, se ríe en una de las tantas -y necesarias- introducciones que hace antes de los temas. Y agrega: “Las canciones de ese disco fueron escritas en un órgano de iglesia, así que va a ser la primera vez que las toque en este formato”.
Como si faltara más, para cerrar elige a “Merlin the magician”, en el que se afirma que el protagonista “llegó más lejos que todos nosotros”. Es irónico que lo diga otro mago: el del piano.
Esta noche es una prueba de que, como recita el proverbio, no todos los héroes llevan capas. Es más: a Wakeman le sobran y ni siquiera le hacen falta.
Puntaje: 8.50/10.