El baterista, que grabó en «Prequelle», «Meliora» y “Opus Eponymous”, da su primer reportaje. En un recorrido por la historia de la banda, explica por qué decide no girar y detalla el armado de cada disco.
Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.
Fotos personales: David Kennberg.
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“Tobias Forge siempre tiene las ideas claras, y crea todos los concepto antes de ir al estudio. Pero mientras grabamos, algunas veces le propuse cosas que se me ocurrieron, y fueron quedando. Para mí, es un excelente compositor, porque sabe exactamente lo que quiere. Obviamente, a esas canciones les puse mi feeling y mi groove”, explica Ludvig Kennberg desde su casa en Linköping, Suecia.
Aunque su nombre recién apareció en los créditos de “Prequelle” (2018), el músico que está del otro lado del teléfono tuvo un rol enorme en la carrera de Ghost. Grabó todas las baterías de tres de los cuatro LP’s de la banda -incluyendo canciones como “Ritual”, “Cirice” y “Rats”-, y en más de una ocasión fue tentado por Tobias Forge (la mente maestra detrás del grupo, que personifica a Papa Emeritus y a Cardinal Copia) para que se incorpore a la banda en vivo.
“Realmente no sé por qué le dije que no, simplemente sentía que no quería hacerlo -señala Kennberg desde Suecia-. No tengo una buena respuesta para eso. Pero apenas ‘Opus Eponymous’ (2010) salió, casi lo llamo para decirle que me había arrepentido. Unos meses después mi mujer se embarazó, así que fue positivo no haber empezado a girar”.
El propio Tobias Forge debió dar el visto bueno para la realización de esta entrevista, nada extraño para un grupo en que el secretismo siempre fue clave. Ahora, recorramos el camino de Ghost de la mano de uno de sus componentes más importantes.
OPUS EPONYMOUS: EL COMIENZO
-¿Cómo fue tu primer contacto con la banda?
-Un amigo mío, Joakim Kärling, tenía un estudio de grabación y una tienda de música en Linköping. Una vez, mientras estaba en su local, me mostró el MySpace de Ghost -donde Tobias había subido tres demos- y me contó que iba a trabajar con ellos. No volví a pensar en eso, hasta que estando de vacaciones en Grecia, Joakim me llamó y me preguntó si quería ser el baterista. Cuando volví a casa, Tobias vino y me mostró algunas maquetas. Un mes más tarde empezamos a grabar “Opus Eponymous”.
-Más allá de que Forge siempre entra al estudio con las ideas claras, ¿en qué canciones pudiste aportar más de tu estilo?
-Recuerdo que la parte de batería del medio de “Con Clavi Con Dio”, en la que dice “Satanas, we are one…” con una voz enojada, fue idea mía. “Ritual” es una canción muy groovera también, con su feeling y todos los fills. Al disco lo hice simplemente por diversión, no tenía idea de que Ghost iba a ser tan grande como hoy. Grabar las baterías nos llevó menos de una semana. Los bebés de Tobias recién habían nacido, así que trabajábamos desde las siete de la tarde hasta bien entrada la madrugada. Y por eso tomábamos un montón de energizantes para mantenernos despiertos, una versión barata del Red Bull (se ríe).
-Ese disco también contó con otros músicos. ¿Lo grabaron como “banda”, o cada cual lo hizo por separado?
-No, a mis partes las hice estando sólo con Tobias, en el estudio “White Light”. Toqué arriba de los demos de sus guitarras, y luego él regrabó las violas. Mi kit de Opus fue el mismo en todas las canciones: un redoblante signature de Ian Paice (Deep Purple), un bombo Sonor de 22’’, toms vintage Ludwig de 13’’ y un tom de piso Ludwig.
-¿Habías ido a clases de batería?
-Empecé a tocar cuando tenía seis. A esa edad mi papá me regaló un pad de práctica, y a los siete tuve mi primer instrumento real. Ahí empecé a tocar, directamente. Había visto a un tipo en la tele, en un programa sueco que pasaban durante el verano. Me gustaba su manera de tocar, y creo que él me dio ganas de meterme en esto. Fui a clases desde los ocho hasta los trece, pero me aburría, así que dejé y simplemente fui a casa a tocar arriba de Metallica y Slayer, en mi sótano. Eso era mejor (se ríe). A los diez años tuve mi primera banda en el colegio, y se llamó… ¡Organ Grinder! -un término relacionado con la masturbación-. Mi compañero era fanático de Marilyn Manson -el músico tiene una canción llamada así-, pero yo era más chico y no tenía idea de lo que significaba. En nuestra ciudad, en los ‘90, había un montón de bandas de hardcore y punk dando vueltas. Así que cuando tenía trece empecé a meterme con el hardcore más old school. Cada tanto me agarran las ganas de tocar eso de nuevo, porque tiene un montón de energía y es genial. Me copaban mucho The Hope Conspiracy, Converge y los suecos de Outlast.
-Ahí se entienden las influencias de “Opus…”, aunque no figurás en los créditos del disco. ¿Lo sabías de antemano?
-Sí, lo habíamos hablado. Tobias me avisó que mi nombre no iba a estar.
-¿Y cómo te sentiste cuando el álbum tomó relevancia y no aparecías?
-No me molestó para nada, yo no estaba tratando de ser famoso. Me gusta ser el ingrediente secreto de Ghost, y me divierte entrar en YouTube y ver los covers de batería que suben. Y como no saben que yo que grabé en esos discos, puedo comentarles y decirles: “Está muy buena esta versión” (se ríe). Después, la gente se terminó enterando de que era yo. Pero lo del anonimato no fue un problema, simplemente estoy feliz porque amo la banda y su música.
En 2013 Ghost lanzó “Infestissumam”, su segundo disco. Ludvig no formó parte de la grabación porque la banda ya contaba con un baterista estable, que también tocaba en vivo. “Cuando Tobias me preguntó si quería ir de gira, le pasé el número de Aksel Holmgrem. Este último me llamó al toque, y me dijo ‘¡¿Qué carajos?!’. Le respondí: ‘¡Dale, hacelo!’”.
Holmgrem dio su último show con Ghost el 27 de septiembre de 2014 (incluso tocó dos veces en la Argentina). Cuando se fue del grupo, la banda justo estaba por entrar a grabar “Meliora” (2015)… así que Tobias Forge llamó a su viejo amigo, Ludvig Kennberg, para que volviera.
“MELIORA”, EL REGRESO A LAS RAÍCES
El tercer LP de Ghost fue el que los catapultó definitivamente. Su principal single, “Cirice”, ganó un Grammy en 2016, y el álbum llegó a los primeros puestos de venta en Suecia y Finlandia, y al top 10 en los Estados Unidos. En su país de origen, incluso, fue disco de platino.
-Ahí, el sonido mejoró muchísimo. ¿Tu batería también había cambiado?
-Sí, enormemente, fue una diferencia inmensa. Para “Opus…” había usado una mezcla de partes vintage y algunas nuevas, mientras que en “Meliora” tuve un setup vintage Gretsch, con los tamaños que usaba John Bonham (de Led Zeppelin). Había grandes platillos y un bombo de 26’’, un rack de 14’’ y dos toms de piso, uno de 16’’ y el otro de 18’’. Aunque a “Spirit” lo grabé con uno de 24’’, porque era más fácil para tocar rápido. El drum doctor del disco fue Ross Garfield, un superhéroe que trabajó con todos (incluyendo a Metallica, Michael Jackson, Frank Sinatra y Jane’s Addiction).
-¿Cómo llegaron al sonido? ¿Probaron con material alquilado?
-El productor, Klas Åhlund, le comentó a Garfield lo que quería y qué tipo de sonido buscaba. Así que Ross llevó lo que coincidía. No pedimos prestado mucho, de hecho tuve el mismo redoblante durante todo el disco, aunque un par de veces cambiamos los parches. No recuerdo qué marca era, porque le habían sacado la etiqueta, pero creo que también fue un Gretsch.
-”Meliora” es muy oscuro. ¿Qué discos te influyeron?
-Diría que ”Ride the lightning” (1984) de Metallica y “Sagan om ringen” (1970) de Bo Hansson, un sueco inspirado por El Señor de los Anillos. Era como jazz psicodélico, y le hizo su propio soundtrack. También “Diabolus in musica” (1998) de Slayer.
-Todos nombran los clásicos de la banda, pero se olvidan de ése…
-Sí, y a ninguno de mis amigos les gusta, realmente (se ríe). Soy el único al que le copa ese estilo moderno de Slayer, y no tan old school.
-¿Los preferís con Dave Lombardo o con Paul Bostaph?
-Con Lombardo, aunque Bostaph toca ahí. Me parece que Dave tiene un mejor feeling.
-¿En cuánto tiempo grabaste “Meliora”?
-En dos semanas. Viajamos a Los Ángeles, a EastWest Studios. Antes de ir había escuchado sólo dos canciones y media, y me dieron los demos… ¡el día después de que llegué allá! (se ríe). Así que fuimos por dos días a un estudio llamado The Village, para que yo pudiera practicar. Ahí conocí a Adam Kasper -ingeniero del disco-, y la grabación fue otra vez sobre los demos, no como una “banda” tocando al mismo tiempo.
-Antes mencionaste a “Spirit”. Debe ser una de las canciones en donde más se nota tu virtuosismo.
-Sí, me encanta ese tema. El último día, Ross vino con muchas baterías para que probáramos cosas tribales, así que toqué un montón de toms, bombos de piso y varios palillos distintos. De hecho, la intro de “Spirit” se construyó a partir de diez tomas que hice tocando un montón de toms. Hubo muchos overdubs. También grabé en “Zenith”, que es el bonus. En “Meliora” y en “Prequelle” toqué las baterías separadas de los platillos, y creo que también hicieron eso con “Infestissumam”. Así podés enfocarte en cada parte y obtener una mejor mezcla, porque los platos no se van a meter con el sonido del redoblante o de los toms, por ejemplo. Realmente disfruto grabar de esa forma.
-Y Tobias te convocó otra vez para tocar en vivo.
-Sí, ¡pero de nuevo le dije que no! Igual me dio un par de semanas para pensarlo, porque ellos estaban grabando las guitarras en Estocolmo. Ahí ya sabía que eran una banda consolidada y que iban en serio. Pero como mi hija había nacido en marzo, y yo ya me había ido en diciembre a grabar el disco a Los Ángeles… de vuelta me negué. Además, también estaba girando con Dead Soul, en tours más cortos.
-Lo gracioso es que con ellos tocaste en el mismo escenario que Ghost, pero no al mismo tiempo…
-Sí, les abrimos en Escandinavia (se ríe). Fue muy loco.
“PREQUELLE”, LA REAFIRMACIÓN DE UN CAMINO
Si “Meliora” había dado buenos frutos, el último disco de la banda -que salió en junio de 2018- fue una constancia de que el grupo estaba yendo por la ruta correcta. Aunque posee un sonido más accesible que “Opus…” y su predecesor, hay canciones como “Rats”, “Faith” y “Pro Memoria” que mantienen el estándar oscuro de Ghost.
En los charts de Billboard, sólo fue superado por Kanye West y por Post Malone. La revista Metal Hammer le concedió 9/10 puntos, al igual que Blabbermouth; y otras como Kerrang! y AllMusic le dieron 4 estrellas sobre 5.
Nuevamente, Ludvig Kennberg grabó en todas las canciones, incluyendo los dos bonus tracks (“It’s a sin”, de Pet Shop Boys; y “Avalanche”, de Leonard Cohen).
-¿Cómo fue el approach, siendo ya un grupo enorme?
-(Piensa). Mmm… creo que la producción fue mayor en “Meliora”. El estudio era más grande y quedaba en Los Ángeles. Estaba Klas, y un montonazo de gente en los controles. Eran como cuatro o cinco tipos: uno que producía, otro que co-producía, uno que manejaba el ProTools, también Tobias… para mí, grabar las baterías de “Meliora” fue más complejo que las de “Prequelle”. En el último estuvimos solo yo, Tobias y Tom (Dalgety, productor). Fue divertido, y se sintió más fácil que los anteriores.
-¿Por qué? ¿Porque ya sabías lo que Tobias quería?
-Sí, fue una de las razones. Y la otra era que me mandó los demos antes de ir a Estocolmo y grabar. Así que tuve un par de semanas para practicar, que lo hizo más fácil y más divertido. A eso, sumale que Tom es el mejor. Es un excelente tipo, humilde, y súper profesional, pero no es el productor clásico que simplemente te grita y se enoja con vos porque hiciste algo mal. Se sentía como si estuviera grabando con un amigo, aunque no lo conocía de antes.
-¿Coincidís en que es un disco más popero que los demás?
-En un sentido sí, pero lo llamaría “ganchero” o “hitero”. Me gusta cómo suena: parece muy feliz, pero después leés las letras y te das cuenta de lo contrario. ¡Me encanta ese tipo de álbums! Diría que ”Faith” y “Miasma”, son mis dos favoritas, pero me copan todas. Es muy dinámico, hay para todos los gustos.
-En “Prequelle” apareció por primera vez tu nombre en el booklet. ¿Cómo te sentiste?
-Realmente bien. Fue genial tener mi nombre en el disco, porque estoy muy orgulloso. Creo que es el mejor de Ghost, de hecho. Y a diferencia de los otros, lo hice con una gran Tama Birch Bubinga, Star Classic. La conseguimos gracias a la marca, porque ellos tenían un representante en Suecia, así que vino al estudio y la afinó.
-¿Cuánto tiempo llevó grabar tus partes?
-Se suponía que iban a ser dos semanas, pero lo terminé en una y media, incluyendo los dos bonus. Fue bastante rápido, y luego grabamos algunos toms extra, como overdubs. Sé que Tobias tiene un montón de temas en su cabeza, pero las canciones que están en el disco son las únicas que oí. Los demos estaban muy bien hechos, sonaban excelentes, pero obvio que las baterías eran programadas. Todo lo demás era tocado por él. En el sentido de la voz, el resultado final no suena como los demos, porque obviamente estuvo agregando melodías y más cosas.
-¿Solés leer las reviews de los discos?
-Sí, de hecho vi una crítica de “Prequelle” en la que un periodista hablaba de mí, y fue divertido. Está copado ver lo que piensan del sonido y de los temas. No me importa si les dan una estrella o diez, sólo me interesa ver lo que escriben.
MÁS PROYECTOS
“Ahora mismo estoy por empezar a grabar mi propio material. Estuve tratando de hacerlo por cien años, más o menos -dice Kennberg-. También me llamaron de la banda The Blank Page, y vamos a grabar en algún momento del año. Aunque ahora quiero disfrutar del verano con mis hijos. Está bueno contar con estos pequeños trabajos, pero también tengo un montón de tiempo libre”.
-Ese proyecto propio, ¿va a salir bajo tu nombre?
-No sé cómo lo voy a hacer, vamos a ver qué pasa. Ahora mismo estoy pensando que va a ser algo instrumental, con sintetizadores, baterías y loops, y eso. Pero va a estar bueno tener algunas voces también.
-¿Lo vas a llamar a Tobias como invitado?
-(Se ríe). No pensé en eso, no creo que tenga el tiempo para mí. Al menos no por ahora.
-Forge siempre planea tres o cuatro años por adelantado. ¿Te propuso grabar de nuevo con Ghost?
-No hablamos sobre eso, así que no tengo idea. Pero obvio que me gustaría.
-Si tuvieras que elegir una canción de los tres álbumes que grabaste con Ghost, ¿cuál sería?
-”Cirice”. Ésa fue la primera que, cuando la escuché, supe que iba a ser “la gran cosa”, el hit del disco. Y después ganó un Grammy, así que fue genial. La amo y nunca me canso de oírla. Hicimos un montón de tomas en esa ocasión, en parte porque cuando fui al estudio era casi la primera vez que escuchaba los temas, y también porque Klas buscaba un montón de sonidos para armar una buena toma combinando todo.
-Y ahora que tus hijos son más grandes, ¿qué harías si Tobias te llamara para hacer un tour corto con la banda?
-(Piensa). Creo que aceptaría, pero el problema es que siempre hacen recorridos larguísimos (se ríe). Él ama girar, y no lo culpo. Es muy divertido tocar en vivo.
-Ojalá que en el futuro te sumes a Ghost arriba del escenario, entonces.
-Ya lo veremos (se ríe). Por lo pronto espero poder trabajar con ellos de nuevo, ¡y que me convoquen para los discos que se vienen!