Perry Farrell: «En Lollapalooza recibís educación social»

El creador de uno de los festivales más grandes del mundo adelanta cómo será la segunda edición porteña, que se llevará a cabo este fin de semana en el Hipódromo de San Isidro. Además, analiza cuáles fueron las claves de su éxito.

Por Fabrizio Pedrotti, para la Revista Soy Rock.

“Cuando fundé el ciclo en 1991, no sabía que iba a andar tan bien. Es divertido, ¿no?”. El acento irónico del líder de Jane’s Addiction –devenido en empresario desde hace algunas décadas- llega desde su casa en California. “En esa época, yo estaba interesado en chicas, drogas, fiestas, rock and roll, y obviamente arte. Así que mi idea consistió en armar una gran fiesta con amigos. La combinación de los diferentes artistas le voló la cabeza al público”, dice del otro lado del teléfono.

Para el vocalista, su gran fuerte estuvo en crear una brecha entre lo comercial y lo underground. ¿Pero cómo lo consiguió? “El tema es que las grandes compañías sólo quieren llenarse los bolsillos, y buscan convocar a mucha gente sin que nada importe. A principios de los noventa faltaba un puente entre el rock y el punk, y justo aparecí en ese momento. Aún no estaba instalado el término de ‘música alternativa’, pero tenía amigos que amaban a Pearl Jam y a Soundgarden, mientras que nosotros éramos más afines a The Cure o The Clash”, explica.

Además, profundiza sobre la escena sleaze de Los Ángeles: “Para mí, bandas como Faster Pussycat o Guns N’ Roses no eran refrescantes. Con Jane’s Addiction, por ejemplo, buscábamos otro sonido. En primera medida, armé el festival para ponerle un fin digno al grupo, así que nunca supe si el gran éxito de su debut fue por eso o por la variedad del line up”, se ríe. “Pero en aquel momento no lo asumía de esa manera: iban a vernos a nosotros, a Henry Rollins, Ice-T y Nine Inch Nails. Era necesario convertir a algunos músicos en artistas de estadio”.

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LA VERSIÓN PORTEÑA
En 2014, Lollapalooza llegó por primera vez a la Argentina, y tendrá su segunda edición el sábado 21 y el domingo 22 de marzo, en el Hipódromo de San Isidro. La grilla, esta vez, estará compuesta por Jack White, Pharrell Williams, Calvin Harris, Skrillex, Robert Plant, The Smashing Pumpkins, Foster The People, Kasabian, Interpol, The Kooks y un largo etcétera. Y también se generará un puente con artistas nacionales de otros estilos, como Dancing Mood o Miss Bolivia.

Desde su arribo, el efecto en Buenos Aires fue el mismo que en los Estados Unidos en 1991: los Early Birds se agotaron tan rápido como las demás preventas. Para Farrell, el secreto es que el público argentino está interesado en formar parte de un “encuentro social”, ya que además de las bandas, se incluyen varias actividades dentro del cronograma.

“Tratamos de que no haya focos políticos, pero sí charlas o reuniones abiertas. Este año habrá conferencias contra la violencia doméstica, por ejemplo. También montamos el ciclo ‘Espíritu Verde’, que concientiza sobre el uso de la energía solar y el reciclaje. Está bueno, porque podés amar a Robert Planto a Pharrell, pero además de verlos a ellos, recibirás una educación social importante”.

-Una de tus metas era implementar Wi-Fi libre en todo el predio. ¿Lo lograste?
-Ya está sucediendo en Chile, pero por ahora en la Argentina es más complicado. Que todos accedan a internet es algo central para la experiencia del festival, porque quizás algunos quieran enviarles una foto a sus amigos o conectarse con ellos. El problema es que las ideas toman tiempo: generalmente llevan dos años de desarrollo, si se trabaja de manera extremadamente dura. Me convertí en un gran fanático de Diego –Finkelstein, uno de los responsables de la productora Fénix-, para mí es una persona muy querida y lo va a lograr. Quizás aún no se dio por un tema de spónsors. Pero hay cosas que Buenos Aires tiene, y Santiago no. También busco que haya diversión y conexión entre los presentes, y por suerte sucede en la Argentina. Pero sí, la tecnología cambió todo. Las computadoras aparecieron en 1991, y eso te da una idea de las herramientas que poseíamos en aquel entonces. Tuvieron un impacto enorme en la industria de la música, aunque algo que se mantiene es que las personas todavía quieren sentir la conexión con los artistas, salir a ver shows y ser parte de la comunidad. Y en Buenos Aires se respira ese espíritu.

Las entradas para Lollapalooza 2015 están en venta desde el sitio TopShow, y se consiguen a $750 (por día), o en abonos de $1290. Además, habrá otros sideshows de grupos como Skrillex, Kasabian y The Kooks. 

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