La banda de los hermanos Cerezo llegó el jueves al estadio de la avenida Corrientes, en donde grabó su tercer CD en vivo.
Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.
“Voy a contarles algo bastante personal: ayer no me podía dormir pensando en esta noche tan especial”, dice Ramiro Cerezo cuando el recital de Pier en el Luna Park lleva unos veinte minutos.
Debajo de él hay banderas de todos lados: Uruguay, Mendoza, Merlo y Varela se destacan sobre el resto. El público de Pier es bastante complicado de analizar: la mayoría lleva la estirpe de bandas como La Renga y La 25 y roza la futbolización -es muy común que la gente entre con globos y sobre la hora; tocando el bombo y agitando las remeras-. Pero, a diferencia de esos dos grupos, Pier tiene un lugar distinto en la escena. No es rock barrial, hard rock ni rock and roll: simplemente es algo diferente.
En el Luna Park, las canciones que mejor funcionan son las más oscuras y “maduras” de su repertorio. Los momentos memorables son el arranque con “Lunares”, “Brindaremos”, “Beso amargo” y “Pulposa satisfacción”. En “Sabe que vuelve”, Ramiro se emociona y se saca el retorno derecho para escuchar mejor el coro de la gente. También están muy bien elegidos varios temas de la segunda mitad del concierto: “No puede dejarla (los oscuros lados)”, “En la lucha” –donde el cantante reemplaza la línea de “mi niño” por “Ramirito”-, “La providencia” y el cover de “Maldito duende”, de Héroes del Silencio.
Mientras Pier toca “La receta”, un puñado de fanáticos le pide una foto a Javier Saviola en el súper pullman. Aunque el tema en sí no aporta la gran cosa, cobra un poco más de sentido con la incorporación de lásers y luces bastante novedosos. Otra canción que pasa sin pena ni gloria es “Sillones podridos”, en una versión algo desprolija al margen de los vientos de Miguel Ángel Tallarita y Pablo Puntoriero –a quienes Ramiro presenta como “los gentlemen”- y la guitarra slide de Miguel “Botafogo” Vilanova.
Considerando que el show está siendo grabando, también suenan muchos temas gancheros: “Jaque mate” -con Rolo de La Beriso-, “Camino a la ruina”, “El vaquero del cemento” -cantada por el guitarrista Agustín Cerezo- y “Herido y coleando”. Más tarde, el histórico baterista de Los Redondos, Walter Sidotti, sube para una versión de “Todo un palo” que vuelve a tener a Puntoriero en el escenario.
En el último tramo llegan los infaltables “El narigón del barranco”, “La ilusión que me condena” y “Sacrificio y rock and roll”; y como en los viejos tiempos, el cierre es con “Conmovidos”.
Mientras el show termina, Ramiro grita: “Salió todo igual que en mi sueño de anoche. ¡Imposible!”. Para el público también fue un sueño llegar al Luna Park. Y no importa si hacen hard rock, rock barrial o rock and roll: las etiquetas sólo sirven para dividir. La música está para unir, y Pier lo logró una vez más… en un estadio totalmente repleto.