Steve Harris en Museum: un león con poco apetito

El bajista de Iron Maiden llegó a Buenos Aires con British Lion, y demostró por qué a veces los proyectos paralelos no son tan efectivos.

Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.

En general, las críticas a los conciertos en la Argentina vienen de la mano del mal sonido, la escasa puesta en escena o las cuestiones organizativas. En el caso del show de Steve Harris, ninguno de esos puntos falló: desde que Lörihen -el grupo soporte- subió al escenario, el sonido fue claro y así se mantuvo toda la noche.

Museum es uno de los mejores lugares para ver recitales en la capital porteña, y las luces estuvieron acordes a la propuesta. Lastimosamente, lo que no brilló fue la banda principal.

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Intrascendente. Así se podría calificar a British Lion, el grupo “solista” que Steve Harris formó paralelamente a Iron Maiden hace unos años, y que sólo tiene un disco. Si su intención era la de hacer giras con un contacto íntimo con el público, lo logró: las casi 400 personas que hubo en el venue pudieron arengar y ver de cerca a uno de los grandes del metal, chocarle los puños, disfrutar de su carisma… y no mucho más.

El problema no estuvo en los guitarristas David Hawkins ni en Grahame Leslie, aunque este último haya sufrido una falla impermisible con su afinación (que lo tuvo durante todo “The chosen ones” pifiando y moviendo los clavijeros hasta hallar “a oído” el tono correcto). Tampoco en el baterista Simon Dawnson, que quedó casi escondido detrás de la escenografía.

Lo que se demostró en el estudio también se percibió en vivo: en British Lion, el punto bajo es (y siempre fue) el cantante Richard Taylor. Sus líneas vocales son chatas, como si hubiera salido de un karaoke, y casi no tienen matices. Le falta potencia, algo que incluso tuvo el criticado Blaze Bayley durante su paso por Iron Maiden.

Eso, sumado a las monótonas composiciones, sin riffs ni momentos estelares -salvo la nueva “Spitfire” y algunos guiños al hard rock de los ‘70 y ‘80-, hicieron el combo perfecto para un concierto poco memorable. ¿Lo positivo? Que el grupo no recurrió al repertorio de Iron Maiden y presentó muchas canciones inéditas.

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Seguramente, estar una hora y media a centímetros de uno de los mejores bajistas de la historia -viéndolo tocar los famosos galopes- pudo haber sido suficiente para algunos. Pero sin el nombre de Steve Harris, British Lion hubiera quedado olvidado en un cajón… y nadie lo hubiera notado.

Puntaje: 5.

Fotos: Santiago «Gallo» Bluguermann.

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