Mike Portnoy: «Me es difícil ver a Dream Theater continuar sin mí»

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El baterista estadounidense ahonda en sus sentimientos sobre la banda que fundó, y adelanta cómo será el show que dará el jueves en Flores, con The Winery Dogs.

Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.

Mike Portnoy ama dormir. Su voz de cansado llega del otro lado del teléfono, en la habitación de un hotel brasileño. Por eso, cuando el periodista de Rock.com.ar le pregunta si sigue acostado, se ríe. “Me encantaría estarlo, pero tuve que despertarme para dar notas. De todas maneras, es parte de mi trabajo”.

No es fácil ser uno de los bateristas más requeridos y reconocidos del universo. Entrevistas para arriba de cincuenta tapas de revista con su cara y millones de discos vendidos con diferentes proyectos (Dream Theater, Transatlantic, Flying Colors y un largo etcétera) le quitan a Portnoy unas veinticinco horas diarias.

Ahora está en Sudamérica de nuevo, esta vez para presentar su reciente banda: The Winery Dogs. Los fanáticos recordarán que ya pasó por Buenos Aires hace poco más de un mes, con Adrenaline Mob –otro all-stars de músicos-. Aquel concierto fue uno de los últimos que dio con ellos. “Fue muy triste ver cómo se terminaba, pero hago tantas cosas que es imposible que todas funcionen. Debo concentrarme en The Winery Dogs, aunque estoy contento de que mis seguidores me hayan visto antes de que me vaya”.

Una agenda repleta

-Siempre tocaste en muchos grupos a la vez, pero hace diez años dijiste que pensabas relajarte un poco. Eso no se modificó, y hasta empeoró. ¿Cómo procedés cuando tenés que bajar un cambio?

-La verdad es que no sé cómo hacerlo, siento la necesidad de trabajar constantemente. Me despierto cada mañana y tengo veinte mails de The Winery Dogs, y la misma cantidad de Transatlantic y Flying Colors. Cada banda tiene millones de asuntos para supervisarse, así que es muy difícil que me relaje. Amo ver películas o televisión a la madrugada, esa es mi manera de distenderme.

-¿No te da miedo enfermarte?

-Sí, a veces me asusta un poco. Ya me debilité en algunas oportunidades, pero no puedo hacer nada. Tengo este tipo de personalidad, y es la manera en la que soy. Me resulta imposible controlarlo.

-Quizás podés enviar a tu hijo Max, que también toca la batería, para que ocupe tu lugar cuando estás fatigado (risas).

-¡Sí! A eso lo imaginé siempre, nunca sabés lo que pasará. De hecho, hubo casos parecidos en bandas como Van Halen y Led Zeppelin, y también se hizo famoso Adam Wakeman. Puede ser la solución.

-El hijo de Bonham lo reemplazó en la reunión de Led Zeppelin. En una de esas, Max podría tocar en Dream Theater dentro de algunos años…

-Mmm (piensa). Pero si hay algún Portnoy en ese grupo, más les vale que sea yo (risas). Quizás funcionaría mejor en Avenged Sevenfold, con quien también toqué y que tiene a tipos más cercanos a su edad.

-Hablando de reuniones, ¿qué opinás de que Bill Ward no esté en la actual formación de Black Sabbath?

-Es triste. Podría considerarse un nuevo lineup, que de hecho ellos tuvieron un montón. Pero una juntada sin él, simplemente no es eso. Es como Van Halen sin Michael Anthony, o Slayer sin Dave Lombardo. Hay algunos músicos que son más de lo que parecen. A veces, la personalidad y el sujeto son más importantes que la habilidad. Cualquiera puede hacer eso en Black Sabbath o en una banda de thrash, como un gran baterista de progresivo puede tocar en Dream Theater. Pero no es el grupo original, así que no está bien que la llamen una reunión.

¿Perro que ladra no muerde?

En abril de 2012, Portnoy fue entrevistado por la revista Rhythm. En la nota decía que al tocar con Billy Sheehan (elegido cinco veces como mejor bajista de rock por Guitar Player Magazine) sintió una verdadera química, y que no le sorprendería encarar algo juntos en el futuro. Este año se dio: en The Winery Dogs se fusionan con Richie Kotzen (ex Poison y Mr. Big), y su disco homónimo acaba de salir. Al margen de la calidad de los integrantes, el baterista aclara que no sienten más presión por ser tres figuras destacadas.

-Dijiste que cuando estabas en Dream Theater eras un “loco controlador”, y que en Transatlantic o Flying Colors no buscás ser el jefe. ¿Cómo te tomás este proyecto?

-En mi antiguo grupo era el líder porque la banda lo requería, y yo era el que tenía esa personalidad. En The Winery Dogs no hay necesidad alguna: tengo a otras dos personas que poseen tanta experiencia como yo. Estamos muy contentos de juntar las ideas, ser miembros igualitarios y formar un buen equipo. Nuestro carácter se une muy bien.

Foto: Víctor Spinelli.

-El debut fue en Japón, el primer país en donde se lanzó su disco. ¿Cuál es la diferencia entre aquel público y el nuestro?

-¡Dios mío! Son dos polos totalmente opuestos. Allí los fans son muy silenciosos y respetuosos, simplemente se sientan y analizan lo que hacés. En Sudamérica los fanáticos son tan apasionados y gritones… Ese es mi tipo de audiencia favorita. En un principio no había un recital programado para la Argentina, pero les dije a los managers que tenían que confirmar una fecha en Buenos Aires, por cómo es la gente. No puedo esperar a estar arriba del escenario.

Esa oportunidad llegará el jueves 1º de agosto, en El Teatro de Flores. Como era de esperarse, Portnoy dice que el recital tendrá todos los temas del disco (incluidos los bonus tracks), y algunos covers.

-En vivo tocan temas de las bandas previas de Sheehan y Kotzen, pero nada de los grupos en los que estuviste vos. ¿Por qué?

-No es apropiado para este estilo, todo mi pasado es muy progresivo o metálico, y nuestro sonido no es así. Interpretar la música de Mr. Big tiene sentido porque ellos dos estaban ahí. Cuando participo en otros proyectos, como Flying Colors o PSMS, es coherente meter temas de Dream Theater, y lo hacemos. Esperamos poder agregar otras canciones propias cuando tengamos más álbumes. Por ahora, es sólo la introducción.

El primer long play

-Nos acostumbramos a verte con baterías gigantes, pero acá grabaste con una de sólo cinco piezas. ¿Por qué?

-Uso diferentes tipos de instrumentos para cada proyecto, y esto es lo indicado para un trío de rock clásico. A fines de los ’60 y principios de los ’70 casi todos tenían este tipo de equipos: John Bonham, Ginger Banker, Ian Paice… pensé que era el enfoque perfecto. Es muy refrescante, porque cada vez que tengo un ambiente de trabajo distinto me fuerza a probar cosas diferentes y tocar de otras maneras.

-Además de las canciones propias, grabaron ocho covers que permanecen inéditos. ¿Cuáles eran, y por qué no los sacaron a la luz?

-Por ahora queremos aprovechar nuestra música para mostrarnos, pero quizás los lancemos el año que viene. No voy a decir los nombres, porque se acabaría la sorpresa (risas).

-Una de las letras que escribiste es “You saved me”, una especie de agradecimiento a tu esposa.

-Sí, fue muy importante para mí devolverle su apoyo de los últimos años. Lo que aprendí después de pasar por Dream Theater es cuán cruel pueden ser algunos. Y no me refiero sólo a los de aquel entorno, sino a los fanáticos: les gusta darse vuelta y decir mierda negativa sobre vos. Desde que me despedí, todo se tornó muy doloroso y difícil para mí. La música, las bandas y los negocios van y vienen, pero la única constante es la familia. Te hace dar cuenta de cuáles son las cosas importantes de la vida.

-Lo raro es que fuiste un alcohólico, y ahora tenés una banda que se llama “Los perros de la bodega” (risas).

-Sí, es extraño, pero Richie lo sugirió. Les dije a ambos: “¿Se dan cuenta? Soy un borracho recuperado, y ahora vamos a apodarnos así”, y nos matamos a carcajadas. Pero a Kotzen realmente le gustaba el título, y yo aprendí a amarlo también. No creo que los de The Killers sean unos asesinos, se trata sólo de un nombre (risas).

-Dijiste que querías concentrarte en The Winery Dogs por lo menos entre los próximos seis y doce meses. ¿Qué vendrá luego?

-Todos la vemos como una banda real y como un capítulo muy importante. Amaría que sea mi nuevo hogar, aunque continúe con grupos paralelos, pero nadie sabe lo que puede pasar. Vamos a ver cuánto apoyo tenemos, hasta ahora fue alucinante. Hicimos sólo seis shows, y se agotaron las entradas para casi todos. El recibimiento del álbum fue increíble, así que es un gran comienzo.

Y Portnoy no miente: el lanzamiento llegó al primer puesto de ventas dentro de la categoría rock de Amazon, y al séptimo en la plataforma iTunes.

Una serie de eventos dramáticos

El gran legado de este norteamericano fanático de las películas es haber fundado Dream Theater, aquel grupo progresivo que vendió una cantidad exorbitante de discos y que tocó en la Argentina varias veces. En 2010, el baterista anunció que dejaba la banda.

Hoy, admite que sigue en contacto con dos de sus miembros, y que los otros se negaron a responderle sus mensajes. “Me es difícil ver a Dream Theater continuar sin mí, porque estuve involucrado desde muy joven. Creo que si nos hubiésemos tomado un pequeño break en 2010, como les sugerí, ahora estaría listo para volver. Cada uno podría haber ocupado su tiempo para trabajar con sus proyectos paralelos, y luego reagruparnos. Pero a veces hay que aceptar cómo funciona el mundo y seguir adelante”.

-¿No dejás las puertas abiertas para una reunión con ellos?

-Totalmente, “nunca digas nunca”. Me gustaría que toquemos juntos de nuevo, pero no creo que lo vean de la misma manera. Leí que no estaban interesados en mirar para atrás. Es triste porque no soy así, pero quieren demostrar que pueden seguir sin mí. Y es su problema. Extraño a los fanáticos y a aquel confort, pero estoy más feliz de trabajar con esta gente. Si alguna vez quieren que regrese, mi puerta estará abierta.

Publicada en Rock.com.ar el 29 de julio de 2013.

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