Scott Ian se ríe de que «Fistful of Metal» haya tenido el logo rosado. También cuenta cómo escribió su autobiografía, adelanta el nuevo disco del grupo y opina sobre AC/DC sin Malcolm.

Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.

“Todo arrancó porque me di cuenta de que me estaba olvidando de varias cosas”, dice el barbudo guitarrista del otro lado del teléfono, desde un lujoso hotel de Nueva York. “Fue hace tres años, exactamente. Empecé a escribir mis historias, por miedo a no recordarlas. Por ejemplo, cuando me hacían entrevistas o me juntaba con amigos y me pedían que cuente algo, lo anotaba en mi teléfono”.

Seguramente el celular de Scott Ian tiene mucha capacidad, porque a lo largo de 36 meses lo llenó de esos relatos y anécdotas que le sirvieron para concebir I’m the Man: The Story of that Guy from Anthrax, su recién estrenada autobiografía. “Cuando tenía tiempo, pasaba todo en limpio. Por ejemplo, al viajar en los aviones. Pero armar un libro no estaba en mis planes”.

-¿Cómo que no?

-Sí, porque es algo que hacen todos, y a mí realmente no me importaba. Lo escribí porque me resultaba divertido. Paralelamente, en noviembre de 2012 arranqué a dar charlas, la primera de ellas en Londres. Me entretuve mucho, contando anécdotas y viendo cómo reaccionaba la audiencia. Ahí me di cuenta de que capaz ya tenía un libro listo (risas). Empecé a hilar la narrativa en mi cabeza, y a idear cómo sería. Desde que firmé el contrato con la editorial –Da Capo Press-, me llevó un año terminarlo.

-Lo bueno es que no es sólo una biografía de rock, sino más bien una historia de vida.

-Estoy de acuerdo, es un relato muy humano. Para disfrutarlo no necesitás saber quién soy, o ser fanático de Anthrax. Hay triunfos y fallas, relaciones, negocios… un poco de todo. Creo que es entretenido de capítulo a capítulo, y eso es lo más importante. Lo llamo un libro de thrash metal, porque se mueve muy rápido cuando lo leés (risas).

-Contaste cosas fuertes, como tu debut sexual o los conflictos con Neil Turbin, uno de los primeros cantantes de la banda. ¿No te dio pudor?

-No. Me metí en el proceso de escritura con la misma actitud que tiene el grupo: no nos importa lo que digan, sea bueno o malo. Hay mucha gente en el planeta que ama lo que hacemos, pero al mismo tiempo eso no va a afectar nuestra composición. Yo solamente redacté mi historia.

ENTRE LOS VIVOS

Uno de los ejes de la biografía de Ian es la turbulenta relación con su mamá. Ella tomaba pastillas y alcohol, y descargaba sus enojos con el pequeño Scott. Lo retaba por todo, lo sobreexigía en el colegio y le hacía la vida imposible. Su papá, en cambio, era la antítesis.

-¿Por qué no te fuiste con él desde un principio?

-Fue la manera en la que se dieron las cosas. Y tenía a mi hermano chiquito, que se convirtió en mi principal responsabilidad. Además vivíamos en Queens –un condado de Los Ángeles-, yo iba a la escuela y trabajaba ahí, y mi papá estaba en Long Island, que era mucho más lejos. Logísticamente, hubiera hecho mi vida bastante difícil. Pero una vez que mi mamá me pidió que me fuera, ahí sí me mudé a lo de él.

-En el libro contás que no te gustó la portada de Fistful of Metal -el primer álbum de Anthrax- por su ilustración, y porque el logo es rosado. ¿Cómo la harías ahora?

-(Se ríe). Primero me aseguraría de que el nombre esté en rojo. Hoy se podría arreglar fácilmente, pero en aquel momento no había nada para hacer. Así que fue una mierda (risas). Jon Zazula –productor, célebre por haber fichado a Metallica- nos llamó para decirnos: “Ya llegaron sus discos”. Yo estaba tan contento de tenerlo… y miré la tapa y el logo era rosado. Dije: “¿¡Qué carajos!?”. En cuanto al arte, obviamente no es el mejor de la historia, pero aprendimos a convivir con él. Además está mal hecho, porque tiene las dos manos iguales y pierde el sentido (risas). Pero para un primer lanzamiento, y para el thrash en general, fue la portada justa. Y lo digo convencido. No sé qué haría ahora, capaz llamaría a alguno de mis amigos que hacen efectos para películas y le pediría que arme una cabeza. Así podríamos golpearla y tendríamos la versión real.

-Otra de las cosas que contás en tu libro es que Lars Ulrich iba a ser despedido de Metallica, pero que se echaron atrás luego de la muerte de Cliff Burton. ¿Cómo pensás que hubiera seguido la banda?

-Directamente no lo imagino. Simplemente calculo que nunca hubiese ocurrido.

AC/DC, SIN SU MENTE MAESTRA

Scott Ian es un gran fanático de los australianos: fueron una de las bandas que lo motivaron a hacer música, y lleva tatuado a Angus Young en el brazo. Obviamente, opina que la enfermedad de Malcolm es horrible. “Es el mejor guitarrista rítmico del mundo, y es feo que no pueda despedirse con su banda. Pero no creo que eso vaya a pararlos –dice-. Escuché el tema nuevo, ‘Play Ball’, y realmente suena a AC/DC. Así que no estoy muy preocupado: Stevie toca y se ve como él, y es un miembro de la familia. Por eso, como fanático, no puedo esperar a verlos de nuevo”.

 

EL NUEVO DISCO DE ANTHRAX

El grupo –que completan Frank Bello en bajo, Charlie Benante en batería, Joey Belladonna en voz y Jonathan Donais en guitarra- está preparando su próximo álbum, que será el segundo luego del regreso del vocalista. Worship Music (2011) los puso de nuevo en las grandes ligas, y Scott Ian asegura que lo que viene sonará increíble.

-Ya tienen 16 o 17 bocetos de canciones. ¿Van a seguir la línea de lo anterior?

-Estoy emocionado con el material, es rápido y algunos de los riffs son realmente difíciles de tocar. Eso es interesante, porque amo los desafíos. Los temas son geniales, y no puedo esperar a escuchar a Joey cantando arriba de ellos. Compusimos por un año y juntamos un montón de cosas, pero vamos a seguir escribiendo. Mientras más creamos, surgen incluso mejores ideas. Pero, obviamente, nos gustaría tener el disco en la calle en 2015.

-Imagino que se van a tomar todo el tiempo necesario, después de lo que pasó con State of Euphoria…

-No solamente con éste, sino con todos los que vinieron después de aquel. A partir de ahí no nos pusimos fechas. Cuando lo terminemos y nos encontremos felices, ya estará listo. Nunca volveremos a acelerar el proceso, creo que la mitad de los temas de State… todavía están en una versión demo. Si hubiésemos invertido tres o cuatro meses más, sería el disco que queríamos.

-¿En el próximo habrá alguna canción con referencias a Stephen King?

-(Se ríe). Es gracioso que lo menciones. Yo lo veo así: siento que cada cosa que escribí, de alguna manera está influenciada por él. Leo sus libros desde 1975, más o menos. No creo que haya alguna canción específicamente conectada, porque aún no llegamos a ese punto. Pero nunca se sabe.

-¿Y cuáles son esos miedos?

-Pienso: “¿Qué ocurre si no podemos hacerlo esta vez, si ya usamos todas las buenas ideas y los riffs?”. Pero cuando nos juntamos, especialmente con Charlie y Frank, hay una “magia” especial. Y odio decirlo así, porque es una palabra cursi. Conocemos cómo suena Anthrax, y entramos en la habitación y simplemente sucede. Capaz Charlie trae un riff, y empezamos a hacer jams arriba de eso. Cada uno está compenetrado con sus partes y trabajando con los arreglos, y lo siguiente que pasa es que me siento, escucho el tema terminado y digo: “Hey, ¿de dónde rayos salió esto?”. Sacamos esa mierda del aire, de alguna forma (risas). No es algo que se le puede enseñar a una clase, simplemente hay que ponerse a laburar. Worship Music fue genial para nosotros: hicimos 250 shows presentándolo, y por eso también lo próximo está quedando bien. No trabajamos en un nuevo disco con una sensación tan positiva en mucho tiempo. Y realmente lo siento en la música… hay un montón de energía.

Escuchá el saludo de Scott Ian a sus fanáticos sudamericanos.