Connor Questa: “Está clarísimo que la banda ya está cerrada”

Una de las bandas que más creció se prepara para grabar su tercer álbum. Los músicos explican por qué el disco va a ser más optimista, cuentan qué cambió al firmar con una compañía y aconsejan cómo cuidarse frente a los accidentes domésticos.

Por Fabrizio Pedrotti, para la revista Soy Rock (diciembre de 2014).

Foto: Matías Farías.

En física, se le llama “caída libre” al movimiento que es dado únicamente por la influencia de la gravedad. Los libros afirman que todos los cuerpos con esta actividad tienen una aceleración dirigida –lógicamente- “hacia abajo”, y que en la tierra este valor es de unos 9,8 m/s².

Para el guitarrista Hernán Rupolo, pasó una eternidad desde que se cayó en City Bar (Martínez) hasta que se pudo levantar. En su caso, el problema fue la gravedad… del escenario. “Me podría haber muerto”, se ríe hoy, desde la sala de ensayo del grupo, que encabeza Marilina Bertoldi y completan el bajista Santiago Jhones y el baterista Agustín Agostinelli. El momento quedó inmortalizado en YouTube, aunque en realidad el golpe fue peor de lo que se ve.

“En el video parece que me caí arriba de las tablas, pero había un agujero y me quedó medio cuerpo abajo. Un pibe que estaba contra la valla me empujó para la superficie. Fueron dos segundos y aparecí de repente en el piso, gracias a él”.

“Si querías hacer esa figura a propósito seguro te quebrabas, porque era muy de bailarina”, lo gasta Agostinelli. El baterista también tuvo inconvenientes en algunos shows, aunque no por culpa de la gravedad. “En el Teatro Vorterix me acalambré la mano en el último tema, y me tuvieron que resucitar el brazo. Hubo otra vez que me pegaron un rodillazo en Córdoba y se me dobló un diente –explica-. Fueron desgracias con suerte: si no se arreglaban en el momento, iba a sentirme muy pelotudo por tener que suspender los conciertos”.

Jhones, en cambio, casi no llegó a tiempo al micro para la primera gira que le tocaba encarar con la banda (“las tres cuadras desde la estación de trenes de Retiro hasta la terminal fueron eternas. Iba transpirando con el bajo, no daba más”). Pero la mala suerte no terminó ahí. Marilina se quedó sin voz en el medio de un show de Rafaela, Santa Fe, y antes de otra fecha le pasó algo más que extraño: se le clavó un vidrio en la espalda. “Nuestro consejo sería: ‘Minimicen el juego físico’”, responde Agostinelli.

Todos estos accidentes domésticos se dieron en un período de tres años: Connor Questa es un grupo relativamente nuevo, pero ellos llevan un ritmo muy intenso. Aparte de haber sufrido lesiones varias, sacaron dos discos –Somos por Partes (2011) y Fuego al Universo (2013)-, y giraron por gran parte del país.

Hoy, cada vez que la cantante sube al escenario, ve a gente nueva. “Por suerte hay una especie de curiosidad hacia la banda, y tratamos de aprovecharlo. La idea es que nos encuentren tocando”.

-¿Pudieron superar las cuarenta fechas que hicieron en 2013?

Agustín Agostinelli: Sí, lo logramos: metimos más de cincuenta. Cuando nos pusimos a pensar si hacer otro disco en 2014, nos dimos cuenta de que el actual todavía tenía para explotarse, así que encaramos estos meses en la ruta.

Marilina Bertoldi: Pero queremos dedicarle 2015 enteramente al próximo trabajo. No sabemos las fechas, pero va a ser así.

Hernán Rupolo: Todos vienen y nos preguntan: “¿Ya tienen los temas?” y nosotros les respondemos que no. Está empezando a suceder naturalmente, y la intención está para la primera mitad del año. Fuego al Universo está cumpliendo un ciclo: todavía hay lugares a los que nos falta llegar, pero me parece que vamos a ir con un disco nuevo. El estilo no va a ser impuesto, simplemente va a suceder. Incluso puede ir mutando en cuanto compongamos. Sabemos que hay una esencia que nos une a todos, que ya ni siquiera es rock o grunge: es Connor Questa, a secas. Ah, y va a haber un solo de triángulo de Jhones (risas).

-El año pasado firmaron con Pelo Music, y tenían la idea de relanzar sus discos anteriores. ¿Siguen trabajando de la misma manera, al margen de estar con una compañía?

HR: Sí. Fuego al Universo ya está reeditado, y se puede encontrar en varios locales. Ahora también se sumaron las redes: por primera vez estamos en iTunes, Spotify y Deezer. Y es bueno saber que vamos a tener el apoyo para la grabación, que para un músico es el aspecto más costoso.

AA: Desde el principio les dejamos en claro que no queríamos parar de laburar como queremos, sobre todo con los shows “chicos”. Nos dieron mucho apoyo y nos dejaron tranquilos; y al margen de que ellos nos suman varias cosas, era importante que no nos restaran otras. Cuando viajamos al sur hicimos conciertos en Zapala y Plaza Huincul, por ejemplo. Eso estuvo buenísimo, y nos re sirvió.

HR: Arriesgarnos es parte de nuestra meta.

ACORDES DE PASO

-Antes, las composiciones surgían desde la acústica y luego les agregaban la distorsión. ¿Van a mantenerlo?

MB: Por ahora sí. A mí siempre me gustó, porque le da un color muy especial a los temas. Si los podemos hacer en la criolla ya funcionan, al menos para nosotros. No queremos agregarles tanto bótox. Quizás sean una deformidad, pero sentimos que van bien (risas). Después tratamos de que queden lo mejor posible, con algo de orquestación y los arreglos.

-…y solos de triángulo (risas).

AA: Si llevás las canciones del último disco a una guitarra, los núcleos todavía están. Y sería genial conservar eso para lo próximo, porque significa que hay algo muy fuerte desde la base.

HR: Para nosotros lo de “menos es más” es una regla real, aunque de todas formas Marilina viene del virtuosismo en la voz, Agustín hacía canciones de Dream Theater a lo Mike Portnoy y Santiago era una especie de Flea. Es muy loco que hayamos seguido el mismo camino, porque no siempre se da esa sintonía.

AA: Lo que me pasa a mí es que estoy encontrando mi lugar. Cuando empecé a escuchar la banda, antes de entrar, no sabía por qué me gustaba. Al ser amigo de Hernán, me pasó un par de temas y yo los tocaba en casa porque me copaban. Me hace acordar a cuando era chico y escuchaba las primeras bandas, como Nirvana y Guns N’ Roses, e intentaba sacar las canciones. Desde la batería son mucho más simples, y es como que a eso lo estoy desarrollando acá.

-Con la diferencia de que Matt Sorum nunca fue de meter demasiados fills…

AA: Era bastante enfocado, no tiraba tanta data. Dave Grohl hizo escuela en eso. Ahora para mí todo tiene mucho más sentido, más allá de lo que hice en estos años. Estoy mucho más comodo con el papel que tengo, y nos pasa a los cuatro.

HR: No es sólo eso: ahora queda clarísimo que la banda ya está cerrada. Y el siguiente disco va a ser el primero que presentemos en vivo con todo el grupo, porque cuando grabamos el debut había dos bateros, y finalmente ninguno de ellos quedó.

AA: A “Amnesia” lo tocó uno, lo filmó otro y finalmente lo presenté yo (risas).

-¡Tipo AC/DC con Phil Rudd!

HR: En nuestro caso el que tiene demencia es Santiago, y el que está planeando los asesinatos es Agustín (más risas).

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PASIONES

Las letras de Marilina Bertoldi son melancólicas y oscuras. “Amnesia” –de Somos por Partes-, se la dedicó a su abuelo, y también hay historias sobre desamores y pérdidas. “Siempre es necesario que el vocalista cante lo que siente, pero obviamente les muestro todo a mis compañeros –dice-. Creo que con el siguiente álbum voy a estar mucho más relajada. En Fuego al Universo estaba aprendiendo a creerme el papel de autora, y había temas en los que no me sentía una letrista. Después hice un click, y los últimos que escribí me encantaron”.

-¿Con cuáles te sentiste cómoda?

MB: Con “Pensar Bien”, por ejemplo. La melancolía permanece, es lo que nos gusta y lo que nos fluye de manera sincera. Pero creo que el próximo disco va a ser un poquito más optimista (risas).

-¿Están de mejor ánimo?

MB: El momento actual de la banda es muy hermoso, aunque también pasamos por situaciones muy difíciles, como la partida de un integrante –lo dice por el bajista Martín Casado Sabatella, que dejó el grupo el año pasado-. No fue caótico, pero nos replanteamos varios asuntos. Encima fue en el medio de la salida del disco, y estábamos con una gira por delante. Ahí entró Jhones, que le generó un clima súper lindo a Connor Questa. Nosotros también estamos en otra etapa de nuestras vidas, es increíble lo que crecimos en este tiempo.

HR: Agustín va a ser papá…

AA: ¡Mentira! (risas). Hablando en serio, lo que dice Marilina es verdad. Más que cosas feas, fueron complicadas, y es raro pensar que sucedieron en tres años. Pero viendo todo lo que laburamos, tiene sentido, y lo bueno es que las superamos. En el día a día de los shows es donde se ve el cambio: somos un equipo fijo de ocho personas, nos estamos llevando muy bien y es todo mucho más claro. Cada concierto es distinto, pero está bueno encontrar una rutina. Sabemos que en los shows tenemos una comodidad y una confianza importante… ¡aunque haya caídas y accidentes domésticos! (risas).

RECUADRO

En octubre, Marilina Bertoldi editó La presencia de las personas que se van, su segundo trabajo solista. El disco tiene siete temas, y fue producido por Luciano Farelli (Parteplaneta).

-¿Cómo decidís qué canción va para cada banda?

MB: (Piensa). No sé… con Connor Questa hablo más de un “todo”, porque vivimos otra experiencia, y somos más personas. Quizás no tiene tanto sentido que cante sobre un ex, cuando ellos también están tocando. Por eso, al escribir para algo propio me permito ser más autobiográfica. Igualmente ya logro componer sabiendo para qué lado va cada canción. De todas formas, la idea fue siempre mantener a Connor Questa como la prioridad.

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