El europeo más famoso del género planea abrir un estudio abierto al público, con equipamiento e instrumentos de Bob Marley y otras leyendas. Además, adelanta el disco que sacará en 2016 y explica por qué el estilo ya no es mainstream.
Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.
Alpha Blondy, uno de los exponentes mundiales del reggae, iba a tocar en Groove el martes 19 de mayo. Pero tres horas antes del concierto, los organizadores porteños informaron que el show no se haría, por “cuestiones que impidieron el ingreso –del africano- al país”. Debajo del mensaje también aclararon que se trataba de “malentendidos con respecto al pasaporte”, y que su visa de trabajo para la Argentina no fue otorgada.
Alborosie -quien se presentó en ese mismo lugar casi una semana después- también admite que su banda sufre ese tipo de trabas cada vez que llega a esta parte del mundo. “Hay que ir a la embajada y esas cosas, además de sacar visas especiales”, dice algunos días más tarde desde el hotel céntrico en el que se hospeda.
Por suerte, como es europeo y no jamaiquino o africano, él no sufre tantas consecuencias. “Al viajar con el pasaporte italiano, eso me salva siempre. Pero con el grupo –que se llama Shengen Clan, en referencia a un acuerdo de libre circulación de las personas- siempre tenemos que estar actualizados. Si cometemos un mínimo error, puede ser grave. No sé específicamente qué le habrá pasado a Alpha Blondy, pero Babylon funciona así”.
Esta vez, Alborosie tocó en todas partes: aparte de dos fechas en Groove, llegó a Córdoba, Mendoza, Chile, Uruguay y toda Centroamérica. La excusa fue la presentación de “Poser”, una canción lanzada a principios de año.
-¿Creés que hay muchos posers en el reggae?
-¡Oh, sí! Este género es una jungla, en donde son muy activos. Pero yo siempre fui bastante fiel a la música. Creo que pasé la barrera de ser solo un “artista”, porque soy un productor, un instrumentista y un letrista. Con mi banda contribuimos a la cultura en sí misma, y estamos haciendo un montón de cosas por la juventud de Jamaica. Esto es como una escuela, se trata de un proceso de aprender y de enseñar todos los días. Cuando saco un disco de dub no es para imponerme a mí, sino para contribuir a traer de nuevo subgéneros que en Jamaica están perdidos.
-Lo que te gusta de trabajar solo es que poseés libertades para hacer lo que querés. ¿Cómo compatibilizaste en Dub of Thrones (2015), el nuevo álbum que grabaste con King Jammy?
-Cuando encarás algo por tu cuenta, tenés que asegurarte de que estás haciendo lo adecuado. Pero en mi caso lo apropiado es aquello que me gusta, así que siempre se da, más allá de lo que piense el público. Hasta ahora me fue bien. Cuando trabajo con otros es más fácil, porque tengo diferentes fuentes de ideas y una especie de pedal de arranque. Así que fue muy sencillo.
-Sé que también estabas trabajando en otra cosa con él, pero que era secreta. ¿Podés adelantar algo?
-Preparamos varias: un álbum dub, por ejemplo, que está esperando en el freezer. Tengo algunos de ese estilo listos para lanzar, que cuando sienta que es el momento los sacaré. Otro proyecto que hicimos con King Jammy fue un nuevo Alborosie & Friends. Ya se enterarán.
-“Poser” es la primera de tres canciones que van a publicarse en un EP en septiembre. ¿Cómo serán las otras dos?
-La segunda sale este mes y es muy buena, pero no voy a decirte el título (risas). Creo que haremos solamente un lanzamiento en YouTube, y la tercera vendrá con el disco. Por ahora “Poser” no se está vendiendo, así que si la bajás de algún lado es simplemente piratería (risas). Eventualmente, cuando presente el EP, los fanáticos lo van a comprar. Y si no quieren, estoy feliz de todas formas.
-Y luego vas a sacar un álbum completo, a principios de 2016. ¿Estarán esas canciones?
-Sí, son solo una vista previa de lo que vendrá luego.
-¿Seguirá la línea de Sound the System (2013)?
-¡No! Este va a sonar muy, muy bien. ¿Viste cuando tomás una foto y se ve como “clásica”? Bueno, lo mismo me pasa con este disco, más que nada por los sonidos que uso. Siempre intento evolucionar e ir hacia adelante, para esquivar lo cotidiano. Quiero encontrar mi propio camino. Lo hice en los últimos siete u ocho años: traté de imponer el estilo rub a dub, y hoy veo a muchos artistas que siguen esa línea. Para el próximo disco empecé una gran búsqueda de instrumentos, equipamientos e historia, para crear algo único. De todas maneras, seguirá siendo un CD de Alborosie. No vas a escuchar pop o rock, pero a la vez es diferente y fresco. En cuanto a las letras también estoy en ese plan. Todavía no lo grabé por completo, las voces no están listas. Sí tengo las canciones escritas, con demos. Creo que saldrá en marzo, y después tendré un gran tour en Europa para promocionarlo.
-¿Habrá algún invitado?
-Sí, convoqué a grandes artistas, importantes y legendarios –como Sly y Flabba-. Me gusta trabajar con los pioneros, sin faltarles el respeto a los más jóvenes, que son el futuro. Parece que vengo del pasado, porque me gusta rodearme de gente más grande (risas). También habrá un guitarrista de Europa y un tecladista de los Estados Unidos. Esta vez no mezclaré las canciones yo, las mandaré a Nueva York, para cambiar y probar nuevas cosas.
-Sé que adquiriste una consola que se usó para grabar varios discos de Bob Marley, e imaginé que ibas a utilizarla acá.
-Sí, claro. Además tengo un sueño, pero es caro y tengo que trabajar mucho. Con los años compré un montón de equipos vintage, que acumulé en mi casa. Mi idea es armar un museo estudio con eso, como por ejemplo con la mesa de mezclas Helios, que era originalmente de Harry J. Mi sueño es poner eso a disposición de los jóvenes jamaiquinos, para que puedan ir y ver la historia de la música. Y el lugar funcionará de verdad, así que se podrá producir y aprender en él. Solamente debo invertir dinero, que por ahora no poseo (risas). Es difícil porque nunca fui rico, y vengo de un hogar humilde. Espero que se dé en los próximos cinco o diez años.
-También construís tus propios instrumentos, como la guitarra de la tapa de 2 Times Revolution (2011). ¿Planeás incorporarlos a tu museo?
-Sí, algunos estarán allí, e hice varios nuevos. Tengo unas siete violas ahora, que las hago para mí mismo. No soy un tipo de negocios. Cuando esa gente se va a dormir piensa en el dinero, en cambio yo en la música. Al lugar planeo agregarle baterías, teclados, efectos, un montón de material. A veces estoy en un problema, porque no sé por dónde moverme en mi casa. Antes era un hogar, ahora es un depósito (risas).
Querida Jamaica
Alborosie ya había hecho carrera antes de irse a vivir a la isla: en Italia fue el líder de Reggae National Tickets, una banda que integró desde los quince años. Pero luego de cinco discos y un gran éxito junto a ellos, decidió que debía cambiar de rumbo y se mudó a Kingston. Al principio tuvo muchas trabas –los rastas no veían positivamente que un europeo tratara de “robarles” su música- pero luego se ganó el respeto de todos.
-Dijiste que para estar en Jamaica tenías que ser un pirata. ¿Por qué?
-Los italianos son muy cercanos a los familiares, y muy tradicionales. Para dejar a tus parientes e irte a otro lado, significa que tenés que ser un poco frío y duro. Tu padre y tu madre te aman, y todo eso. Y encima yo era joven, cuando viajé por primera vez tenía diecisiete, y empecé a ir y volver constantemente. Finalmente me mudé poco después de mis veinte. Así que fue duro, pero ahí había algo para mí. Ahora tengo un hijo y una familia allá.
-Al principio “Herbalist” no tuvo mucho éxito en ese país, porque lo censuró la Jamaican Broadcasting Commission. ¿Creés que, por el contrario, eso ayudó a que te conocieran más?
-(Piensa). De todos modos no solían pasar mi música. En ese momento yo era el único haciendorub a dub. Todos los productores, y la gente en general, me decían: “Esto es reggae europeo, nosotros no lo tocamos en Jamaica”. ¡Aunque ahora veo que todos lo adoptaron! En aquel momento no pude poner “Herbalist” en la radio por su contenido. Allá la marihuana está “legalizada” hasta cierto punto, pero cuando salió esa canción era un momento diferente.
-Es extraño que eso sucediera después de discos como Legalize It (1976), de Peter Tosh. Aunque por cierto, él también había sufrido represalias.
-Jamaica es un lugar especial, no es lo que vos pensás. La vibra es muy diferente de lo que se cree. A veces creo que la música reggae fue preservada por tipos como nosotros: los europeos, los sudamericanos, los estadounidenses. Jamaica en sí misma está en una fase diferente. Así que si vas, tenés que saberlo.
-Todos esperan encontrarse con un montón de artistas del género.
-No, para nada. La escena reggae es muy pequeña.
-En 2010 publicaste Escape from Babylon to the kingdom of Zion. ¿Era una analogía sobre salir de Italia?
-Sí, a huir de ciertas situaciones. Siempre fui un militante, como dice acá –señala el número de la revista Roots que lo tiene en la tapa-: “Guerrero de la revolución”. Pude haber sido alguien más, un artista pop o techno, pero escogí música con contenido y mensaje. Elegí un estilo que ayuda a cambiar la vida del público para bien, si lo hacés de manera correcta. Y escapo de Babylon porque me corro de la persona que no quiero ser.
-¿Y llegaste a Zion?
-En Jamaica significa que vas a morir, y que vas a subir al cielo (risas). Iré, pero no ahora. Ojalá sea dentro de muchos años (más risas).
-En 2012 anunciaste que lanzarías un disco llamado 20 Years Celebration, pero nunca salió. ¿Fue lo que luego se convirtió en Sound the System?
-No, decidí ponerle marcha atrás a ese proyecto. Pero tengo algo en el horno.
-¿25 Years Celebration?
-No necesariamente, los años no importan. Me di cuenta de que los números son solo números. Como persona, hago muchos trabajos que luego dejo a un costado sin mostrarlos. Así que tengo un montón de canciones.
-¿Era una especie de greatest hits?
-Sí, pero en un formato diferente, con nuevas versiones.
Combativo
-¿Crées que ya se dio el levantamiento del que hablás en 2 Times Revolution (2011)?
-El mundo está enfrentándose a una transformación de las bases diarias. Tenés un montón de terrorismo y guerras, tensión entre policías y civiles en los Estados Unidos, violencia y crimen… con lo que obviamente no estoy de acuerdo. Pero la vida es una revolución, y te espera a vos. Cuando vine acá vi muchas protestas pacíficas. A veces también necesitás una rebelión, porque precisás cambiar. No podés ser siempre la misma persona.
-¿Estás metido en la política argentina?
-No. Elijo no involucrarme, porque hice canciones relacionadas con esas temáticas –se refiere a “La Revolución”-, pero las personas hoy son diferentes a 1960 y 1970. Todos tienen opiniones, y están preparados para darlas en internet y en las redes sociales. Así que se forma una especie de guerra. Es mejor que directamente cantes: con un tema podés decir lo que quieras. No lo hables, recitalo. Es lo mismo, pero más dulce.
-Dijiste que si los pueblos no votarían, los políticos quedarían fuera del mapa. ¿Realmente creés que sería así?
-La humanidad fue concebida de esa forma desde Julio César y el imperio romano. Cambiar lo que llamamos Babylon es imposible. Es la manera en la que está seteada la gente. Yo viajo un montón, y veo algunas culturas en las que hacen cosas que nosotros no.
-¿Por ejemplo?
-Pequeñeces. Hay tipos que comen insectos, y para ellos está bien. Se trata de cómo ves las cosas y el mundo, esa es la diferencia. Algunos creen que está bien caminar desnudos; y otros se explotan a sí mismos para matar a los demás, y se sienten en paz y creen que hacen lo correcto. El mundo está adentro de tu cabeza. Para cambiar Babylon, la tierra debería terminarse y habría que intentar construirla de nuevo. Y no me refiero al espacio físico, sino a la sociedad. No podés modificarlo, pero tenés que tratar de ser un hombre correcto dentro de tu hábitat. Para eso necesitás agruparte: alguien por sí mismo, o que solamente reza para que le lleguen las cosas, no logra nada. El doctor va a salvar tu cuerpo, pero Dios va a salvar tu alma. Pienso que mi música es saludable pero no porque la haya hecho yo, sino por su mensaje. No estamos diciéndole a nadie que matar está bien…
-…o que haya que ingerir insectos…
-Sí, y les pedimos a todos que sean ellos mismos, que respeten a sus hermanos y hermanas. Es como cuando comés una hamburguesa, y sabés que no es saludable para vos; y luego agarrás una ensalada y sabés que es buena. Esa es la música que hacemos (golpea la mesa).
Panorama distinto
-En una entrevista dijiste algo diferente a lo que sucede en la Argentina: que hace veinte años el reggae era mainstream, y que hoy la escena es underground. ¿A qué te referías?
-Es una pregunta muy importante. No tenemos Grammys, ni una industria que nos ayude. Tampoco hay grandes revistas ni nada… sólo una o dos, en Europa. Pero no es como el pop, que posee plataformas en las que expresarse. Antes, en el reggae, había sellos firmando contratos. Ahora mismo lo hacés por tu cuenta: es como un Do It Yourself kit, que lo comprás y lo construís. En Europa está el Summertime y los demás festivales grandes, y luego eso se contrasta con clubs pequeños en donde hacés shows chicos. El reggae no suena en las radios ni en los canales principales. Tenés programas especializados, pero muy pequeños, y las emisoras que pasan el estilo son pequeñas o piratas. Aunque es lo mismo que ocurre con el rock y los otros géneros. Todos aman la electrónica y los DJ sets, ¿pero dónde están el blues, el jazz, el ska, el rocksteady, el soul? Hoy, con la tecnología, la verdadera esencia de la música dio un paso atrás. Podés tomar tu celular, hacer “pi-pi-pi” y armar algo. Y el reggae sufrió mucho.
-¿Trabajás con eso en mente?
-Lo único que podés hacer es ayudar al género, apoyando al dub o al rocksteady. Tengo un disco de ska que estoy produciendo ahora, por ejemplo.
-¿Con quién?
-Alpha Boy School. No voy a cambiar el mundo, pero voy a tratar de dar lo mejor de mi parte. Y creo que esa es la tarea de todos.
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