Serj Tankian, de System Of A Down: “En vez del PBI, deberíamos medir la felicidad”

El cantante habla de “Elasticity”, su nuevo EP. También recuerda amenazas de muerte, anticipa el fin de los dictadores y dice que volver a la normalidad “equivaldría a la extinción”. Entrevista exclusiva.

Por Fabrizio Pedrotti, para Rock.com.ar.

Ametralladoras, rifles y pistolas. Fusiles, revólveres y escopetas. Parece la lista de armas de una canción de System Of A Down, pero era lo que su líder veía todas las noches. O mejor dicho, lo que temía.

Volvamos en el tiempo. A Serj Tankian le habían llegado amenazas de muerte y el dato de que agentes turcos lo seguían por su activismo. Hoy, el armenio-estadounidense se ríe vía Zoom: “Fue muy estresante. Corrí un montón por el escenario, por si me disparaban. No me quedé quieto en ningún momento”.

El incidente se ve en “Truth To Power”, su nuevo y recomendable documental. Desde el estudio que tiene en Los Ángeles (y con una amabilidad desbordante), el cantante de 53 años agrega: “Me acuerdo específicamente de un show en Chicago en 2005. Fue cuando desafiamos a Dennis Hastert, el Presidente de la Cámara de los Estados Unidos, para que reconociera el genocidio armenio. Un artículo decía que él recibía coimas de los turcos -los culpables del genocidio- y que los servicios de inteligencia nos espiaban. Justo nuestro encargado de seguridad conocía a agentes del FBI, que lo confirmaron. Así que tuve mucho miedo”.

El recital fue en The Metro, un lugar para 1.100 personas donde ya habían tocado Metallica, Pearl Jam, Jane’s Addiction y Oasis. Pero considerando la convocatoria de System Of A Down -que estrenaba “Mezmerize” (2005), con 800.000 copias en la primera semana-, era el lugar para estar bien cerca de los músicos. Y el más peligroso.

Por suerte la situación no pasó a mayores, y no abandonar el activismo le trajo muchas alegrías a Serj. “Un ejemplo fue que el gobierno estadounidense reconociera el genocidio armenio. Se dio en diciembre de 2019, y era el sueño de mis abuelos -se conmueve-. El documental muestra los desafíos de ser un artista y un activista a largo plazo, además de sus frutos. Como músico te exponés a miles de personas cada noche, y no está bueno ni pensar en amenazas de muerte. Sólo querés cumplir tu trabajo: dar un buen show, hacer lo que corresponda y decir lo que sea necesario”.

En los siguientes minutos, el cantante va a hacer justamente eso. Empecemos sin miedo esta excursión al mundo de Serj: vengan con nosotros, que por ahora no hay francotiradores apuntándonos. Aunque no habría que descuidarse.

EL DOLOR, UN GRAN PROFESOR

“Elasticity” es el nuevo EP de Tankian, y se estrenó el viernes 19 de marzo con BMG. Es un regreso a sus raíces más rockeras, después de haber coqueteado con orquestas (como la Filarmónica de Auckland), proyectos con aires jazzeros, bandas sonoras (incluyendo Game Of Thrones), poesía y artes plásticas. Claramente, es uno de los compositores más versátiles de las últimas décadas.

Serj había escrito estas cinco canciones para System Of A Down, pero la banda no llegó a un acuerdo. Sí coincidieron en grabar “Protect The Land” y “Genocidal Humanoidz”, luego de 15 años de silencio. Al cierre de esta entrevista, los dos temas habían recaudado casi 300.000 dólares para la causa armenia.

Las canciones de su EP tienen los ingredientes clásicos del grupo: desde el nombre (una referencia a “Toxicity”, de 2001), pasando por “Your Mom” (que mezcla denuncia y humor), hasta la reivindicación de “Electric Yerevan”. En cambio, se vuelve personal en “How Many Times?” y “Rumi”, dedicada a su hijo.

Los últimos meses del músico fueron complejos. Hace poco, por ejemplo, lo operaron de la espalda. “Era una hernia de disco, y sigo un poco rígido. Así que me estiro y camino antes de cada entrevista -explica, mientras pide disculpas por haberse demorado-. Me siento mejor, y también mi pierna. Como casi no había caminado en tres meses (por el reposo), se me atrofió. Pero sé que la recuperación lleva tiempo. Más aún porque tuvieron que sacarme parte del hueso”.

-Dijiste que te habías lesionado por tus luchas sociales. ¿Esto te enseñó a encararlas de otra forma?

-(Piensa). Es curioso. Sí, desafortunadamente, el dolor fue mi gran maestro el último año. Supuestamente, los problemas de espalda vienen por lo que cargamos. Y al ser activista, quizás tenga más rabia contenida de la que debería (risas). Porque digo un montón de verdades. Pero me hizo enfocarme en cosas realmente importantes de mi vida, como la familia y el trabajo. Todo esto en medio del COVID y la cuarentena, ¿no? No nos olvidemos del contexto. Y aunque fue mi mayor profesor en 2020, ya estoy cansado. No necesito más, gracias (carcajadas).

-Vayamos a “Elasticity”, la primera canción del EP. La escribiste al lado de tu hijo, y empezaste a hacer los “da-da-da” para llamarle la atención. ¿Tu familia es el filtro inicial?

-(Risas). Sí, a un artista lo inspira su entorno, y más con un hijo. Ahí era muy chico, tenía un año. Ser padre primerizo es la mayor inspiración, te cambia drásticamente la vida. Repriorizás todo. El piano está en casa, no en mi estudio, así que su sala de juegos queda al lado. Se dio esta interacción orgánica entre él y yo, que quería hacerlo reír o ganarme su atención. Y terminó en las canciones sin que me diera cuenta. Ya sea en “Rumi”, que es un mensaje para él y sobre el poeta del mismo nombre; como con cosas más universales. En “Elasticity”, lo más probable es que él haya hecho los “da-da-da” y yo le haya copiado, ¿sabés?

-¿No deberías cederle parte de las regalías?

-¡Al final va a quedarse con todo, amigo! O al menos con una gran tajada. Así que va a estar bien (risas prolongadas).

Tankian no sólo es activista con su arte, sino que va al campo de batalla: cuando lo llamaron de Armenia en 2018, se tomó el primer vuelo. Y con el apoyo del pueblo, pudieron derrocar al corrupto Serzh Sargsián. También se ve en el documental, que muestra los problemas del tercer mundo (algo que no pasa muy seguido).

En cambio para “Harakiri” (2012), su tercer disco solista, el foco de lucha habían sido los animales. La inspiración le llegó por el suicidio de 25.000 mirlos, que se extendió a las sardinas y los cangrejos. Para los científicos, las razones fueron los fuegos artificiales y ciertos climas. En cambio, Serj tenía más preguntas: ¿por qué lo hicieron? ¿Intuyeron algo que desconocíamos?

-Parece que los humanos también nos matamos lentamente, con la contaminación y el poco interés por los demás. ¿Notás ese paralelo en “Elasticity”?

-Sí. En la cuarentena, todos decían que no aguantaban para volver a la vida anterior. Entonces me puse a pensar sobre «la normalidad», y equivaldría a la extinción. Porque creemos que nuestro valor aumenta con el crecimiento económico, y todos los países lo miden con el Producto Bruto Interno. Se hace foco ahí, pero no en qué es realmente el PBI. Tampoco se evalúan las formas de vida, la felicidad ni si la mayoría está sobre la línea de pobreza. No tiene sentido hablar de «crecimiento» cuando el planeta ya no puede expandirse. En algún momento vamos a chocar.

-¿Llegaremos a tomar conciencia?

-Mirá… al haber visto el cielo tan claro en ciudades que tenían demasiada polución, pensé que la gente iba a despertarse y entender que podía ser diferente. Y lo sigo deseando. Deberíamos trabajar más sano, comer alimentos locales y hacer cambios en el estilo de vida, para que la huella de carbono se reduzca rápido. En vez de sumarnos al Acuerdo de París del Cambio Climático o al Mercado de Bonos de Carbono, que sólo ayudan a retrasar el colapso.

-Claro.

-Cuando una compañía dice: “Todos nuestros autos van a ser eléctricos en 2050”, no alcanza. ¡Es una mierda, no hay tiempo! El esfuerzo es bueno, aunque llega demasiado tarde. Si lo planteaban en los 2000 hubiera tenido sentido, pero ya entramos a una fase de destrucción acelerada.

-Vos sí lo anticipabas en temas como “X” y “ATWA”, de System Of A Down…

-(Piensa). Wow, muchas gracias. ¡Ahora mi problema es acordarme de las letras! (risas). En los discos todo se relaciona, porque nuestra huella de carbono generó el “harakiri” de los peces y los pájaros a los que les cantaba. Desde ahí aprendimos que hay diferentes niveles de oxígeno en el agua, por ejemplo. Por la polución también muera un gran porcentaje de las especies. Como humanos, hoy entendemos más nuestra complicidad. La pregunta es qué vamos a hacer con eso.

EL FIN DE LOS DICTADORES

Queridos lectores: casi llegamos al final de la entrevista, y no aparecieron francotiradores ni amenazas. ¿Vieron que era seguro entrar al mundo de Serj Tankian? El arte debería ser un terreno sagrado para expresarse, marcar injusticias y comunicar opiniones. Sin pretensiones ni que nadie intervenga. Si llega el “reconocimiento comercial” (como los más de 50 millones de discos vendidos, premios Grammy/MTV y giras de estadios), es sólo una prueba de que las cosas van por buen camino. 

Con esa premisa, el vocalista desafía hoy a la religión organizada. “Torturan, matan, violan, matan y queman; decapitan brutalmente a sus enemigos / ¿Qué promesas retrasadas te hicieron creerles? / ¿Así que querés morir por tu Dios?”, canta en «Your Mom».

-Hay cientos de credos. Estamos en problemas si cada uno justifica los atentados porque fueron «en honor a sus creencias», ¿no?

-Sí, buen punto. La letra es poderosa, porque la religión funciona como el crimen organizado, ¿sabés? En general, todas arruinan la espiritualidad. La escribí pensando en una organización específica -se refiere a ISIS-, y como pasó el tiempo, la letra perdió relevancia. Así que le sumé otro protagonista: ¡una madre que combate el crimen y le patea el culo a los terroristas! Quedó más surrealista. Pero ese extremismo viene de hace mucho, cuando la gente se sacrificaba por sus dioses. Con los años vimos abusos de diferentes religiones. Todas tuvieron sus épocas oscuras o medievales, debería decir.

-Para que las canciones sigan vigentes con las décadas, ¿hoy escribís de forma más abstracta? Porque “Genocidal Humanoidz», lo nuevo de System, también mutó hasta que lo grabaron.

-Es una pregunta realmente interesante. A la mayoría le gusta mantener sus letras lo suficientemente “vagas” para que sean conceptuales, universales y eternas. Es inteligente, tiene mucho mérito. Pero a veces querés ser extremadamente específico, como en “Prison Song” (de “Toxicity”). Fue muy precisa, casi un ensayo de lo que pasaba en aquel momento y lugar. Es como cuando fabricás pan: tenés que sacarlo el mismo día, no podés esperar a que se llene de moho, porque la historia cambia. Con esta clase de música, hay que estar listo para estrenarla de inmediato. Pudimos hacerlo en “Prison Song”, y para ser honestos, el sistema carcelario de los Estados Unidos no cambió demasiado en las últimas décadas. ¡Sigue siendo un desastre! Trabajo en ese sentido, pero ambas formas son valiosas. Lo positivo de lo conceptual es que queda abierto a las interpretaciones, y la gente puede pensar por cuenta propia y conectarse personalmente. Cuando son letras específicas, capaz no se vean tan interpelados. Si son abiertas, dejás una puerta para que el oyente se meta, incluso como protagonista. El problema con “Your Mom” fue que debería haberla sacado hace cinco años, no después (risas).

-Tu lucha armenia tiene dos costados: uno es que el mundo reconozca la matanza, y además combatir la corrupción. ¿Es difícil explicárselo al norteamericano promedio, como en “Electric Yerevan”?

-Mi activismo empezó de joven, antes de ser artista, porque el genocidio era tabú en la democracia estadounidense. Y pensaba: “Si amplían su capital político y las relaciones con Turquía a costa de eso, ¿cuántas verdades nos ocultarán por dinero o intereses?”. La letra habla de varios piquetes que hubo en 2015, porque el gobierno quería aumentar la luz un 70%. El pueblo llenó las calles y protestó, y el estado dio marcha atrás. ¡Funcionó! Eso derivó en la “Revolución de Terciopelo” de 2016, que fue pacífica y cambió el sistema completamente. Pero siguen las consecuencias de la segunda guerra de Artsakh -a la que Serj le escribió una canción- y los ataques de Azerbaiyán y Turquía, con mercenarios sirios. Es un período muy vulnerable, caótico y difícil. Espero que aprendamos de otras naciones que hayan pasado por lo mismo, para unirnos, fortalecernos, trabajar duro y construir las herramientas necesarias. Somos una nación chiquita, y esta gente debería llegar sana al futuro.

Afortunadamente, el cantante es optimista. En varios reportajes opinó que los próximos cuatro años van a ser «vitales» para luchar contra los dictadores. Lo que nos lleva a la última pregunta antes de terminar la excursión por el planeta de Tankian y volver al nuestro. Eso sí: bájense con cuidado, no olviden sus pertenencias y asegúrense de construir un mundo mejor.

-Según varios estudios, los centennials son menos idealistas. ¿Cuál es el desafío para llevarles este mensaje, habiendo tanta diferencia?

-(Piensa). Es un planteo muy interesante, pero no tengo ni idea de cómo interactuar con ellos (risas). Depende mucho de su camada, especialmente con el cambio climático y la extinción. Como contaste, me di cuenta de que no van a luchar contra los opresores. Porque con problemas tan enormes… no va a haber tiempo. Si filosóficamente son más realistas, entonces van a sacarlos rápido del poder y a arrancar de inmediato con los cambios. De verdad tenemos que unirnos para moderar nuestro estilo de vida: sólo así vamos a frenar las emisiones de carbono y nuestra extinción. Y ellos son la generación indicada para hacerlo.

“Elasticity”, el nuevo EP de Serj Tankian, salió el viernes 19 de marzo con BMG. Se puede escuchar en todas las plataformas digitales.

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